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    el Equipo de Elvenar

LÉEME Votación: ¿Cuál es tu historia?

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DeletedUser8

Queridos usuarios,

aquí estan todos los textos participantes del concurso, recordar que la votación debe ser anónima, por lo tanto NADIE DEBE DECIR CUAL ES SU TEXTO.

Tras milenios de paz y armonía la tribu élfica Hojaferrea, a proliferado de manera continua y acelerada,
pero tras hace uno siglos, el mundo empezó a cambiar, los bosques eran devorados por desiertos,
las montañas inundadas por los mares y la vida se volvió muy difícil. Al poco tiempo estallo una guerra
entre elfos y humanos por los escasos recursos que quedan en el continente, ante tan cruda situación
el archidruida Trekjin Zarpaferrea, lidero a su gente en un viaje de gran peligro por los mares en busca de
un nuevo hogar. Días, Semanas, Meses, muchas de las naves fueron hundidas por tormentas, en el
horizonte solo se divisa el buqué insignia.

(Marinero)- Señor las reservas están al limite, el casco tiene grande daños y las demás naves se han perdido...
(Trekjin) - No temas, los espíritus de la naturaleza me han hablado, y pronto.
(Vigia) - ¡Tierra a la vista!, ¡Por estribor!
(Trekjin) - ¡Preparad los botes!, este sera nuestro nuevo hogar, el cual bautizaremos como Elvenar...


El desembarco fue un éxito, esta nueva tierra prometía gran cantidad de recursos para los nuevos colonos.
Al cabo de unos pocos dias encontraron un buen emplazamiento para su nueva ciudad, la cual llamaron Naturia.

No paso mucho tiempo hasta que mas naves llegadas del viejo continente, desembarcando en Elvenar. Trekjin
decidió preparar a su gente para lo peor, tanto humanos como otras tribus élficas había llegado a este nuevo
mundo y nadie podía saber si estaban dispuesto a compartirlo.
Trekjin usando sus poderes druídicos cerco un gran bosque al rededor de Naturia, dando cobijo y protección
a su amada gente.

Ahora en el interior del bosque la tribu Hojaferrea, se prepara para expandir sus territorio y demostrar que son
la mayor fuerza que habita el continente.

Nos dijeron que no había guerras, que era un mundo libre, que cada raza, la de los elfos y la de los humanos, era igual de importante.

Nuestro mundo, Renderyll, había sido invadido y ocupado por uno de los parásitos de la galaxia Ensionay, seres sedientos de energía élfica que desde hace siglos se dedican a extraer la fuerza vital de nuestra raza.

Su estrategia es sencilla, escogen un mundo en plena evolución, lo asedian con sus enormes naves orgánicas y finalmente lo invaden con un ataque a gran escala, que no podemos rechazar debido a nuestra naturaleza anti belicista.

Tras el ataque, unos pocos supervivientes con sus familias, consiguieron huir en una nave semi destruida, que cayó en este planeta después de que el último de sus motores explotara.

Han pasado meses, nos hemos adaptado al nuevo mundo, Elvenar, donde elfos y humanos conviven en harmonía, o eso es lo que os quieren hacer creer, porque la realidad es bien distinta, ahora convivimos las dos razas si, aunque no en harmonía.

La aparente paz depende de unas reglas inquebrantables dictadas por un consejo constituido casi en su totalidad por militares humanos y algún que otro anciano elfo que no dispone de la libertad de voto que nos quieren hacer creer que existe.

Esto es Elvenar, humanos que están un escalón por encima de los elfos, y que nos dejan vivir tranquilos, a cambio de unas tasas abusivas que tenemos que pagar, porque han visto la debilidad de nuestra alma antibélica y se aprovechan de ello para seguir dominándonos.

Me llamo Felinemanu, y soy el último descendiente de los elfos dorados, guerreros legendarios diezmados por las grandes guerras de las galaxias supremas.

Junto a mi tengo un pequeño grupo de seguidores que como yo, creen en un futuro en el que elfos y humanos podamos unirnos como iguales, y fortalecer la defensa de este hermoso mundo llamado Elvenar, que tarde o temprano será atacado por hordas de parásitos llegados de Ensionay, que sin duda intentaran arrebatárnoslo.

Pero esta vez, no se lo pondremos tan fácil.

El DIARIO PERDIDO: Pasaron ya 32 días desde que salimos del antiguo imperio, estamos hambrientos y agotados pero no podemos parar, hemos de seguir adelante, los soldados del emperador no tardarán en dar con nosotros. Según los rebeldes si mantenemos el rumbo llegaremos a Elvenar, una vasta región sin explorar, donde el imperio no se atreve entrar. A pesar de las incontables leyendas que hay de este lugar no tenemos alternativa, es eso o morir bajo espada del imperio.

Hace una semana que nos adentramos en la región de Elvenar, los soldados imperiales abandonaron su búsqueda, pensarán que nos espera un destino peor que la muerte. Elvenar es un lugar tan bello como peligroso, estos días hemos sufrido varios ataques de bandidos y criaturas extrañas, estas últimas defendían unos artefactos extraños. Decidimos quedárnoslos, un precio muy bajo por las innumerables perdidas sufridas, el agotamiento se hace notar cada vez más pero hay que seguir adelante.

Hemos parado cerca de la orilla de un rio para pasar la noche. Formamos varios grupos para ir a cazar aprovechando los últimos rayos de sol, mientras que las mujeres se quedaron para cuidar a los heridos,reunir leña para el fuego y contar las escasas provisiones. Por la noche mi hijo se acercó para abrazarme y darme algo envuelto en unas hojas,era un medallón hecho de un trozo de uno de los artefactos, acababa de cumplir 41 años, ni siquiera lo recordaba, han pasado tantas cosas...

Por la mañana nuestro avance fue detenido por un grupo de elfos que iba fuertemente armado. Su mirada era muy distinta a la de los elfos del imperio, no se veía miedo alguno, solo desconfianza y cautela. Dos de ellos se acercaron para examinarnos mejor, sin bajar sus armas, estábamos preparados para luchar la que posiblemente sea nuestra ultima batalla. De pronto uno de los dos les ordenó bajar las armas, empezó a mostrar gran interés en nuestro botín, pero luchar contra un grupo que ya no tenía nada que perder le hubiese salido muy costoso. A cambio de los artefactos nos ofreció un mapa con un lugar marcado, un lugar para asentarse, un lugar para forjar un nuevo futuro. Desconocíamos el propósito de los artefactos y de esta batalla no podíamos salir vivos así que acepté su oferta. Un sacerdote vino a cargar los artefactos no sin antes esbozar una sonrisa en su rostro e inclinar su cabeza en señal de gratitud. Espero no equivocarme por el bien de todos.

Pasaron ya dos años largos pero por fin tenemos un lugar al que llamar casa. Estamos celebrando la inauguración de nuestra Lonja con un gran banquete, todos los pueblos vecindarios asistirán, incluso los elfos que nos dieron el mapa. Es una gran ocasión para estrechar lazos y abrir nuevas rutas comerciales.

El sacerdote que conocí antaño me estuvo contando sobre la magia de aquellos artefactos, que la magia de la mismísima Elvenar se materializaba a través de aquellos objetos y que aquellos que poseen los artefactos se gozarían del control absoluto de aquella región. Dí por hecho que los elfos no están acostumbrados a beber vino.

Desconozco el tiempo que pasó desde que mi padre escribió por ultima vez en este diario. Fue asesinado junto a su caravana mientras volvían con un cargamento de seda. La mercancía quedó intacta lo único que faltaba era su medallón, de ser cierto lo que leí en este diario, el motivo de su muerte fue el artefacto, lo que los nativos llaman reliquia. Mi padre era un incauto soñador que siempre quiso la paz por encima de todo. Pero la verdadera paz solo se consigue con sangre. Mientras escribo estas palabras el pueblo se esta armando, estamos cansados de huir, de bajar la cabeza y mirar impotentes como otros juegan con nuestras vidas, es hora de tomar las riendas de nuestro propio camino y seguir hacia adelante. Es hora de que Elvenar sepa que sus dueños ya están aquí, y que estos la bañarán con la sangre de sus enemigos, por venganza, por nuestro futuro, por la verdadera paz. ¡ Los humanos vamos a la guerra, y la ganaremos cueste lo que cueste! Por primera vez desde que tengo memoria me siento vivo.

FIN del diario.

El personaje de mi ciudad (Héctor), en realidad tiene otro nombre de nacimiento. Se llamaba Snaba.
Snaba vivía en otro mundo llamado Ham, y Snaba era el jefe del ejercito de un pueblo llamado Snea. Ellos luchaban contra un gran imperio que dominaba sobre toda la tierra, el imperio Tundra. Pero Snaba perdió todo a manos de este imperio: pueblo, ejercito, familia, ect; solo quedaron su mujer, su hijo y el.
Snaba, tratando de vengarse del imperio que ya dominaba sobre todo el mundo de Ham, asesinó al rey del imperio y huyo . Luego, cuando no pudo esconderse mas por causa de lo que había hecho, desidio infiltrarse junto con su pequeña familia en una nave espacial de aquel lugar (puesto que este imperio era mucho, mucho mas desarrollado que los pueblos que habían conquistado); pensando desesperadamente que allí hallaría alguna solución . La nave salió del mundo de Ham pero después de anos se extravió en el espacio.
Tiempo después la nave encontró el mundo de Elvenar; pero nadie sobrevivió al desastroso aterrizaje que la nave tubo que hacer, solo Snaba y su hijo. Ellos fueron rescatados, casi sin vida, por unos seres azules y extraños llamados "Elfos", y así sobrevivieron.
Después de convertirse en un héroe entre los elfos, Snaba fue uno de sus lideres, pero se sentía solo y diferente entre aquellos seres.
Un día Snaba, se introdujo en una cueva y allí encontró una pequeño diamante no muy brillante, pero diferente a las otras piedras de allí, y no dándole importancia Snaba la dejo caer en el rio que corría por la cueva; pero de repente el agua comenzó a brillar muy fuertemente y esta se abrió a un lugar donde habían mas seres como Snaba. La profecía de el sacerdote de los nuevos conocidos predestinaba que solo al que se le abriera el rio seria el nuevo líder de aquellos hombres sin guía, por lo cual Snaba se convirtió en el líder de aquella gente de su misma especie, y creo su propio pueblo llamado Snabaham (en recordatorio a su antiguo mundo).
Snabaham es el reino de Snaba y los pocos seres como el; y ellos se hacen llamar "Humanos".

La Historia de Elvenar

-Chicos, quiero que se sienten así les cuento una historia antes de comer.- Se sentó en un tronco mientras se iban acercando sus oyentes.

-¿Otra vez?- Lleno de tierra se quejaba el revoltoso del grupo.

-Ufaaa - Corearon voces infantiles.

-Si! una historia- Dijo mientras se acercaba a los saltos la pequeña Tahzeeb.

-Después de la guerra nuclear entre lo que eran los estados unidos y la unión soviética el mundo estaba devastado. En un día se destruyeron mutuamente, dejando el hemisferio norte inhabitable. Murieron alrededor de cuatro mil millones de personas, más de la mitad de la población mundial en ese momento. Además de los heridos que sobrevivieron aun hay gente con problemas de salud por esa guerra sin sentido causada por la ambición. Incontables especies de plantas y animales perecieron y ahora solo las conoceremos por fotos.

-Las personas que quedaron empezaron a estudiar cómo recuperar al planeta intoxicado. Los científicos avocaron todas sus investigaciones a limpiar el agua para poder consumirla, la tierra para poder cultivar, el aire para reducir los problemas que traía a la salud. Pero sabían que llevaría muchos años y mientras tanto seguían sufriendo y enfermando.

-A los dos días de la guerra notaron que los animales migraban, especies que no se caracterizaban por este comportamiento, incluso mascotas acostumbradas a convivir con humanos. Se dirigían a las pocas selvas que quedaban sin destruir, a campos que aun no estaban habitados por encontrarse lejos de las ciudades, a lagos de aguas dulces donde aún quedaba alguna parte de la costa salvaje, a montañas, bosques, incluso a desiertos.

-Los humanos los acompañaron, creyendo que sus instintos los guiarían a tierras salvadoras. Pero cuando los animales dejaban de andar, los que viajaban con ellos se asentaban en estos lugares. Y los días siguientes llegaban más personas. En lugar de cuidar abusaban de lo que la naturaleza les brindaba. En el mismo lago que podían beber se bañaban y tiraban sus desperdicios, inutilizándolo.

-Al ver como arruinaban lo poco que pudimos salvar por siglos decidimos dejar de ocultarnos y hablar con los humanos. Porque a pesar de que en ese momento eran tan diferentes a nosotros alguna vez habíamos convivido en total armonía. Igual que con las pequeñas tribus indígenas de las que nunca tuvimos que escondernos. Estaban destruyendo su hogar, se estaban destruyendo y con ellos nos arrastraban a todos los seres vivos del planeta.

Tahzeeb levantó la mano. -¿Qué sucede alumna?-La miró adivinando lo que iba a preguntar. -¿Cómo nos ocultamos por tanto tiempo? -Eso es algo que aprenderás el siguiente año en tus clases.- La elfina asintió enérgicamente.

Se aclaró la garganta y continuó. -Primero observamos una semana en cada asentamiento cual era el humano con el que podíamos hablar. Tenía que ser alguien que realmente se preocupara por el lugar y los demás seres que lo rodeaban. Se eligieron ancianos, maestros, doctores, chicos de la misma edad que ustedes, veterinarios, científicos, en algunos lugares familias o grupos que se habían formado con un fin solidario. Al día siguiente de haber decidido con quien íbamos a hablar nos dirigíamos al encuentro.

-Las primeras reuniones fueron un éxito, humanos y elfos trabajamos juntos. Pero para muchos humanos no tenía sentido colaborar y para algunos elfos era muy arriesgado mostrarnos y transmitir nuestra sabiduría. Por eso se decidió crear estas instituciones educativas en conjunto que se enfocan en el cuidado de nuestro planeta al cual nombramos Elvenar en el tratado mundial por la paz.

- Pero a pesar de que somos todos consientes de como convivir sin destruir el mundo seguimos viviendo en asentamientos separados. Ellos siguen compitiendo disimuladamente entre familias por los recursos que la madre tierra nos brinda a todos, para demostrar su poder. Nosotros entrenamos como siempre lo hicimos. Porque los humanos son ambiciosos. Quieren instaurar un gobierno en el que sean solo ellos. No están dispuestos a darnos el lugar que nosotros les dimos. No están dispuestos, pese a todo lo que pasaron a vernos como iguales. Nos temen por nuestra sabiduría y por eso quieren controlarnos. La desesperanza ayudó a los humanos a volver a ser humildes, pero lo están olvidando.

-Chicos, la cena esta lista!- Fueron todos corriendo.

¡Malditos! ¡Malditos seáis!
Sus verdes ojos centelleaban de furia y su cuerpo se estremecía por la rabia. Después de todo lo que había hecho, de todo lo que había sacrificado por su pueblo, por rescatarlo de la esclavitud a la que le tenía sometido los brutales hombres del Sur....
Exiliada. Despojada de sus derechos. Obligada a huír de su tierra.
La Princesa Oscura la llamaban.
Una amarga carcajada escapó de su garganta. Su acompañante la miró de reojo pero no dijo nada. En realidad no había dicho ni una palabra desde que apareció, de forma milagrosa, para rescatarla de la multitud furiosa que pedía su muerte. ¿ De dónde había salido ese extraño guerrero? Apareció en medio de la turba, mirándola de forma enigmática. No le dijo nada, solo le tendió la mano....y ella, Ingean, le siguió. Ahora cabalgaban a todo galope por las sendas del bosque, intentando poner distancia con sus perseguidores pues el Asesino estaba con ellos. No sabía dónde iban. El guerrero no había contestado a ninguna de sus preguntas. Podría haberle hecho hablar con un simple gesto de su mano pero tenía la certeza de que no le perdonaría que usase su magia con él. Y quería, necesitaba, que ese guerrero tuviese buena opinión de ella.
Al amanecer alcanzaron, por fin, el límite del bosque. Ante sus ojos apareció una llanura salpicada de grupos de casas. Una mirada más atenta descubría que en realidad era una imnensa ciudad que se extendía hasta donde la vista abarcaba y más allá. Se dirigieron hacia ella. Ingean comprobó,asombrada, que elfos y humanos parecían vivir allí en armonía y amistad. ¿Qué extraña ciudad era aquella?
El guerrero se apresuró por las calles hasta detenerse ante un gran portón. Al atraversarlo, Ingean vio una residencia lujosa de la que salía una hermosa mujer elfa. Sus ropajes y elegante porte la delataban como perteneciente a la más alta nobleza elfa.
Al verlos, la mujer lanzó un grito y corrió a abrazar al guerrero. Por un momento, Ingean sintió una pequeña punzada de celos pero con un movimiento de su roja cabeza,desechó aquellos pesamientos mientras una sonrisa irónica curvaba su boca. ¿Celos? Su destino era la soledad pues , ¿quién osaría reclamar el corazón de una elfa oscura?
Mientras los dos personajes hablaban, el cansancio y el estrés de los últimos días hizo mella en ella. Su cuerpo se fue inclinando sobre el caballo, y habría caído al suelo si el guerrero no la hubiese cogido en sus brazos. Medio adormilada, oyó a la mujer elfa dar órdenes y al guerrero llevarla hasta una habitación, donde la despositó encima de una cama. Antes de que el agotamiento la venciese, logró asir la muñeca del guerrero:
-¿ Me dirás ahora dónde estoy?
- En Elvenar,milady. Aquí estaréis a salvo.

Ingean asintió. Y mientras el sueño la envolvía oyó el susurro de la voz del guerrero:
- Volveré a por vos, mi princesa.

Mientras un suave beso aleteaba en su frente.

No todos son malvados…

Salían los primeros rayos de sol, cuando un alboroto y un revuelo en la ventana inesperado me sobresaltó.

-Ah eres tu, Emelin mi buena amiga ¿Qué sucede?

Emelin es mi ayudante, igual que yo lo soy de mi maestro. Ella es una pajarita muy alegre que siempre anda de aquí para allá indagando todo por si hay algún peligro al acecho.

-Hombres ¡! Hombres!! Están llegando muchos hombres ¡Están asentándose en las lindes del bosque. Nos echarán del bosque o lo que es peor aun, nos comerán!.

-No tienes porque alarmarte, no todos los humanos son malvados, aunque si debemos ser cautas y precavidas. Iremos a averiguar que es lo que andan tramando y que vienen a buscar.

Así que Emelin y yo hicimos un atillo con unas cuantas cosas que pudiéramos necesitar para el camino, le dejé una nota a mi viejo mago para que no se preocupase y cojí mi arco mas por precaución que por otra cosa, pues he de confesar que pese a ser elfa, no soy una gran tiradora. Nunca tuve necesidad de pelear en batallas pues mis inquietudes sobre guerras son bien diferentes de las de mis hermanos elfos.

Emelin y yo nos pusimos en camino, tan sigilosas que hubiéramos parecido invisibles ante los ojos de cualquier humano… Pasamos dos dias sin descanso hasta llegar a las lindes del bosque. Estábamos exhaustas.

Había un ruido como del traqueteo de carretas y carromatos, hierros de espadas batiéndose, hachas talando árboles etc… En efecto como dijo mi amiguita, los humanos andaban asentándose en aquel nuevo poblado.

No muy lejos de donde nos encontrábamos nosotras pude divisar algo que me llamo la atención, algo que parecía ser así como … ¡un soldado herido!. Y mi gran debilidad como elfa como ya os dije es que aunque no soy una gran tiradora ni guerrera, soy una excelente sanadora, asíque me armé de valor pese a que mi plumífera amiga trato de disuadirme y me acerqué a aquella extraña criatura con mucha desconfianza pero sabiendo que mi deber era el de socorrer a cualquier ser vivo que se encontrase herido…

-¿He muerto a causa de mis heridas?¿Es esto la vida después de la muerte?-dijo el humano.

-No Señor, no tenga miedo ...vengo a sanar sus heridas.

Debido a sus cortes perdió el conocimiento, y con lo poco que llevaba, Athelas (también conocida como “hoja de reyes”) y la magia propia de mi raza, hice todo lo que pude por salvarle la vida.

Me senté junto a el mirándole con una enorme curiosidad. Analizaba sus rasgos extraños, propios de su raza y aquellas orejas tan redondas que parecía que se las hubieran esculpido. En mis 220 años de mi corta vida jamás había visto nada igual.

Allí pasamos la noche, a esperar a que aquel joven desconocido se recuperase y con la esperanza de que por la mañana respondiera a todas mis preguntas.

Se despertó milagrosamente recuperado.

Me contó que los que llegaron vivían antaño en unas aldeas bastante retiradas al otro lado de las montañas, pero que un ejército maligno había arrasado con todo, legiones oscuras habían asolado su pueblo… y les habían obligado a desplazarse lejos. Cuando se dieron cuenta de que ya no les quedaba nada y de que si seguían huyendo tendrían que pasar el resto de sus días haciéndolo, decidieron no huir más y plantar cara al enemigo. Allí decidieron entonces establecerse por ser un sitio muy hermoso y lleno de recursos que ayudarían de nuevo a levantar su pueblo. Esta vez estaban decididos a luchar con todo y defender su nuevo emplazamiento al que aun no tenían pensando como llamar y que posteriormente en mi honor llamarían “Elvenar” que en el lenguaje élfico significa “Buen duende”.

Emelin partió a las tierras del norte a contarle a mi maestro todo lo sucedido, y este se encargó de avisar a mis hermanos los elfos para ayudar a los humanos en su cruzada contra los malvados (no era la primera vez según parece que hombres y elfos luchaban juntos, pues en tiempos de antaño aun mas oscuros cuentan las leyendas que ya habían formado alianzas para combatir a la oscuridad).

Yo me quedé con aquellos extraños hombres haciendo lo que mejor se hacer, cuidando enfermos, heridos y animales y plantando un sinfín de plantas y flores.

Si te fijas bien seguro que podrás verme cultivando hierbas a la luz de la luna.

Después de mucho caminar por fin he llegado, delante de mí se alza la inmensa puerta que me separa del paraíso prometido a los Elfos, ese paraíso por el cual los hombres nos han tenido envidia desde los albores del tiempo.

La puerta está formada por dos inmensos árboles, parecidos a dos robustos robles, pero mucho más grandes y de un aroma de fragancia fresca y exquisita; uno de los preferidos de la raza élfica, por la majestuosidad con la que sus ramas acarician el cielo.

Tan sólo los pertenecientes a la raza élfica podían ver entre los árboles la puerta que existe en medio del inmenso acantilado que iba desde una cordillera a otra y transcurría al lado de un rio caudaloso. Tan sólo unos pocos podían ver claramente un camino que cruzaba el agua hasta el centro de ambos árboles. Una poderosa magia protegía el lugar y pocos se atrevían a intentar cruzar el rio.

He llegado muy lejos para dejarme asustar por supercherías de los humanos, estoy decidido a cruzar y por fin poder descansar de tantas desventuras y penurias. Según me aventuro hacia los hermosos árboles veo como el agua del rio no sube de los tobillos y transcurre con la fuerza de un pequeño riachuelo.

En varias ocasiones he estado a punto de desviarme del camino correcto y tan sólo con sentir que el agua intensificaba su fuerza he sabido que debía corregir la trayectoria. Es agradable saber que una fuerza superior me permite avanzar sin problemas.

He llegado junto a los dos árboles y en el centro de ellos hay una inscripción en la que se puede leer en varias lenguas: “Aquel que no sea digno de yacer en este lugar, será castigado de forma radical y sin ninguna compasión, advertido queda desconocido caminante.”

Dichas palabras resuenan en mi cabeza, pero no estoy dispuesto a desfallecer y retirarme cuan tan cerca debo estar del deseado premio. Con decisión y sin saber ciertamente que debería hacer, me acerco al inmenso muro y poso la mano en la fría roca.

Un tremendo crujido hace estremecer el suelo donde piso y cuando parece que se va a abrir y tragarme como un pez se traga al insecto que se aproxima demasiado al agua. Pero en lugar de eso, una puerta se abre delante de mí y se puede apreciar un largo túnel y una pequeña luz al fondo.

Un esbelto elfo sale a mi encuentro y sin mediar palabra me hace una reverencia y me indica que lo siga en silencio, algo que he realizado durante bastantes años con gran maestría. Según atravieso el portal la puerta se cierra con el mismo estruendo con el que se abrió y la penumbra inunda todo, tan sólo la antorcha de mi guía ilumina el camino.

Tras unos metros llegamos a un recodo en el túnel tras el cual se puede ver el final de este, la luz entra con poca intensidad como si algo impidiese que entrase en toda su plenitud. Al acercarnos más el guía se detiene y con una sonrisa me dice:

- Bienvenido a tu casa. – Al mismo tiempo que con la mano izquierda abre la cortina de fina seda que oculta la salida y hace que sea más agradable el paso de la penumbra a la cálida luz de un nuevo lugar.

Le doy las gracias con una reverencia, pues la emoción y la intriga no me dejan articular palabra. Él me sonríe comprendiendo mi situación y ahora puedo observar, gracias a la luz que nos ilumina a ambos, el hermoso traje con el que va vestido. Es increíble cómo pueden brillar ciertos tejidos, sin contar las piedras con las que van adornados.

Después de observar por corto tiempo, pero con gran admiración, la impecable y ornamentada indumentaria de mi guía, giro mi mirada a la extensa tierra que se abre ante mí. Una llanura con grandes lagos, exuberantes plantas y pequeños grupos de árboles, puedo apreciar abedules, hayas, acebos y sauces, además de varios árboles que estoy seguro sólo existen aquí.

El guía comenta:

- Continúa tu camino y en breve recibirás una parcela donde asentarte y fundar tu nueva casa, ¡¡¡¡bienvenido a ELVENAR!!!

Por cosas del destino nací elfo, mi padre jefe de la raza elfica, dice que un día gobernare el reino, desde pequeño he sido bendecido por la sabiduría de mi pueblo, sabiduría que pasa por generaciones. Mi pueblo se encuentra localizado en Elvenar, por mucho tiempo creí que éramos la única raza que habitaba en Elvenar, conforme fui entrenado en el arte del arco, espada y la exploración fui descubriendo que hay criaturas sorprendentes.

En el reino cercano de elfos tengo un amigo que es un Treant juntos hemos tenido varios viajes de reconocimiento, una vez peleamos contra unos perros guerreros que tenían acorralada a un Humano anciano, mis antepasados tienen gran respeto por los ancianos de los humanos, fue la primera vez que veía a un humano.

Ese día regrese con mi padre para contarle lo sucedido y muy preocupado me dijo los humanos al igual que los elfos son las especies dominantes de este mundo, Elvenar nos ha dado la posibilidad de estar juntos, pero dice la hechicera mayor que se acercan tiempo de mucho cambio, no sabemos más al respecto pero mientras podamos procura estar en paz con los humanos y protégelos, porque esta relación debe estar siempre en armonía.

Treant y yo ya dirigimos tropas con el fin de liberar a los pueblos cercanos, establecer rutas de comercio, aprender de los humanos ha sido interesante, hay especies en las provincias que nos atacan a los humanos y elfos.

Hace tiempo fue capturado por unos caballeros y arqueros, era el último de la tropa, fui llevado a unas cuevas a varios días de mi pueblo, por mucho tiempo no supe de si, pero para los elfos que es el tiempo, sometido a muchas torturas y amenazas. Los días eran largos y las noche interminables ahí compuse una de mis canciones “Un mundo hay desde aquí hasta mi hogar, Y hay tantas sendas por andar la sombra la noche traerá las estrellas el camino me mostraran y al final la luz brillara, …” Después de un fuerte golpe quede dormido al despertar estaba adolorido como si hubiese sido arrastrado por un roquizo, moribundo solo pude ver una silueta y volví a dormir. Ya más recuperado escuche una dulce voz que me decía quién eres quien eres, era una hermosa humana, sus ojos, sus ojos entre miel grisáceo, una ceja poblada, nariz fina y labios carnosos, con dos lunares abajo del ojo izquierdo, su silueta era delgada pero fuerte, tenía una espada en la mano y vestida toda de piel, sin duda era un guerrera. Recuperándome de todo ella me contaba cómo sin querer me encontró y arrastrándome me trajo a su choza, todos muy generosos atendieron mis necesidades, sé que respondía al nombre de KayC, al despedirme prometí, emocionadamente seguirla a donde ella fuera, no quería regresar a mi pueblo, quería estar con ella, pero tenía que avisar a mi padre, de lo sucedido antes que provocará una guerra, así que partí, hacia mi destino.

- KayC te prometo que regresare y te seguiré a donde vayas.

-Si Oclock yo te esperare para que me muestres tu mundo.

Me despedí, regresando con mi gente conté todo a mis padres, que estaba enamorado de una humana, que haría a buscarla y le mostraría nuestro mundo, ellos aceptaron me solicitaron conocerla. Emprendí el camino de regreso a su ciudad, acompañado de mi amigo llegue a su encuentro. Ahí estaba KayC haciendo las presentaciones formales, solicite a sus padres permitirme llevarla a mi mundo, para que ella conociera, sus padres aceptaron dejarla ir conmigo, prepararon un ejército para que nos escoltaran a mi reino donde llegamos no sin antes pelear con, ladrones, bandidos, nigromantes, orcos.

Ha pasado ya tiempo y no sabemos que nos deparan los espíritus de Elvenar, pero sea el reto que sea, no me separare de ella, porque yo la necesito a ella.

El caos. Un ente caprichoso, observador de cada una de las vidas y acontecimientos que suceden en la creación. Aguarda paciendo en las sombras, tras la linde de la calma, el transcurso inalterable de los días, hasta que una sola chispa lo despierta de su letargo, una chispa es todo lo necesario para dar la señal, comenzar la invasión y reducir a cenizas cuanto haya de por medio. Casas, familias y vidas por igual.

Heme vagando ahora por los bosques, con una herida pobremente tratada debido a las pocas plantas que pude encontrar durante mi huida, gracias al conocimiento transmitido en mi ahora inexistente aldea. Mi única esperanza de sobrevivir era abandonar aquel lugar, ocultándome entre sombras y fuego, antes de ser descubierto. Tras un tiempo que se me antojó ser horas, lo encontré: la salida del bosque –y del terreno que conocía– se hallaba ante mí. Los gritos se acercaban, no podía perder tiempo, así que me aventuré en los pantanos. Hice acopio de mis mermadas fuerzas todo lo posible, debía alejarme de aquel lugar cuanto antes a pesar de lo peligroso e inestable del terreno, pero el abatimiento acabó por superarme; me desmayé.

Se oían murmullos a mí alrededor, voces que apenas alcanzaba a distinguir, y abrí los ojos, por lo que pude distinguir un vendaje que recorría mi torso, y tras un rápido movimiento la punta de una saeta, cara a cara conmigo. Me encontraba en una ciudad humana, y uno de sus habitantes vestido en acero y armado con una ballesta me mantenía vigilado. Los elfos no éramos muy apreciados en ese lugar por lo que la vista relataba. –Apártate –se oyó, y una figura se puso a mi altura– Bienvenido, elfo. ¿Os encontráis bien?

Me quedé mirando de hito en hito al hombre que tenía delante, con su barba rala y negra y ojos castaños. Permanecí en silencio, expectante, ya que en la aldea no acostumbrábamos a tratar con seres de fuera del bosque, y desconocía además la identidad de los que iniciaron el ataque, pero no podía mostrarme hostil. El guerrero de la ballesta seguía, si bien no en guardia, listo para apuntarme al corazón. Sentía sus intenciones.

–Hemos curado esa herida, ¿podéis levantaros? –Mi respuesta fue ponerme en pie de inmediato y retroceder un par de pasos, sin apartar la mirada tanto de mi interlocutor como del guardia que aguardaba tras él- ¿Quién sois? ¿Qué lugar es este?

–Es costumbre por estas tierras dar un nombre antes de preguntarlo. – Dijo el humano, lanzándome una mirada evaluadora. –Me llamo Richard Royalblood, y os halláis en el reino de Elvenar. ¿Cómo he de dirigirme a vos, elfo?

–Lúmen… Lúmen de los bosques, aunque posiblemente estén envueltos en llamas a estas alturas. –Torcí el gesto ante la idea, con el corazón apretado como un puño–.

Tras las presentaciones, Sir Royalblood, tal era la forma en que se dirigían a él en esa ciudad, me contó que desde hacía unos meses habían hecho presencia en la zona unos bandidos orcos, acompañados por seres practicantes de magia que colaboraban en su carnicería, arrasando todo cuanto se cruzaba en su camino, que habían desolado parte de las fronteras y se encaminaban hacia el interior a buen paso. Según dijo, probablemente tuvieron algo que ver, sino todo, en la masacre que había vivido.

Tras escuchar el relato, me desplomé sobre una pequeña construcción de piedra al borde del camino, tenía el tamaño y la altura justos para servirme de asiento, mientras intentaba asimilar lo terrible de lo que estaba escuchando. ¿Hechiceros, en este lugar? Esa clase de magia no se consigue de buena lid, únicamente seres de negro corazón se imbuían en ella. Esa idea me revolvía el estómago como serpientes hambrientas.

YO

Mmmmm… queréis saber mi nombre jajaja incautos, muchos nombres me han dado a lo largo de los siglos, pero yo soy simplemente YO…

Estoy aquí desde el inicio de los tiempos, cuando el mundo sólo era un vasto mar que todo lo cubría. Nací desde el fondo de su lecho cuando las convulsiones de las profundidades modelaron las tierras emergentes. Vi la tierra y los mares poblarse de criaturas, unas bellas, otras horrendas, todas salvajes y libres. Y después vinieron los pueblos… tantos pueblos…

Al principio eran tan salvajes como el resto de criaturas del mundo y todos trataban de dominarlo, de dominar sus criaturas y explotar sus recursos, de dominarse entre ellos, de crear reinos imperecederos que dejaran la huella de su memoria… ¡Ilusos! Todos sucumbieron y sus restos se cubrieron de polvo. Todos me pusieron nombre y todos han sido olvidados… los nombres que me pusieron y ellos...

Y ahora todo vuelve a empezar, una marea nueva de vida trata de poblarlo todo. Dos pueblos han aparecido ésta vez...

Los elfos… que extraen su sabiduría de la tierra, viven largos años y la edad les hace perder la esencia de su sabiduría en medio de su engreimiento. Se creen mejores que el otro pueblo, pero sólo son maestros del engaño. Engañan a la naturaleza para que les sirva a su antojo y poder desplegar toda su vanidad en sus creaciones, creen que hacen del mundo un lugar más bello, pero el mundo ya era bello antes de que ellos llegaran, y creen que ellos estarán aquí hasta el final de los tiempos, pero se equivocan… ni tan siquiera yo veré el final de los tiempos… aunque viera su principio…

Los humanos, más semejantes a una epidemia que a un pueblo. Ellos no engañan a la naturaleza, la agreden directamente arrancando los recursos de sus entrañas, saqueando todo a su alrededor para conseguir una falsa sensación de opulencia. Construyen casas de piedra que creen que serán tan fuertes como los yacimientos de los que la extraen sin miramientos. No se dan cuenta de que solo la gran roca es fuerte, los guijarros de sus casas sólo son tan fuertes como la arenilla que arrastra el furioso viento...

Elfos y humanos me han puesto nombres también y también ésta vez serán olvidados como lo serán los suyos y yo lo veré todo una vez más. La marea llega… la marea sube… la marea se retira…

Le han puesto nombre al mundo... Elvenar... Y a sí mismos también se han puesto nombres: Aenguz, Ingean, Warrior, Moriarty, Wanking, Loki, … Ahora viven en paz porque son pocos y el mundo les parece grande, suficientemente grande para todos… pero eso no durará, nunca dura. La codicia, en sus diversas formas les hará desconfiar los unos de los otros, despertarán las envidias, se creerán los unos mejores que los otros y comenzará la lucha… Con vana esperanza creerán ser ellos quienes ganarán, creerán que su causa es justa. Los elfos lo creerán porque dirán que los humanos son viles, sucios y voraces y que destruyen todo a su paso. Lo humanos lo creerán porque piensan que todo está aquí puesto a su servicio y que los elfos son sólo una parte más del viejo paisaje, demasiado antiguos para seguir el ritmo de los tiempos, demasiado elevados para pertenecer a su mundo…

¡Su mundo! Jajaja ¡Desgraciados!...

Todos ellos pasarán, se desvanecerán en los siglos venideros y, con suerte, quizá pasen a ser parte de las leyendas de los pueblos que vendrán después de ellos… aunque seguramente eso no ocurrirá y sólo yo guardaré el recuerdo de su paso por el mundo… pero olvidaré sus nombres como olvidaré los que me dieron… Mas yo seguiré aquí para recordar su paso y, aunque no sea hasta el final de los tiempos, será para ellos como si lo fuera, porque yo soy YO… LA MONTAÑA...

UN NUEVO COMIENZO

Aquí estamos, en Elvenar. Venimos desde Kandoriam, lejanas tierras en otro tiempo bellas y fértiles, hoy día saqueadas y destruidas por estúpidas guerras y mandatarios ineptos. El viaje ha sido largo y duro pero mi gente es fuerte. Soy Cordolius, alcalde de una pequeña aldea. Estábamos hartos de impuestos injustos y guerras inacabables. Decidimos irnos, irnos muy lejos.

Atravesamos valles, llanuras, ríos, subimos y bajamos montañas. Hemos soportado calor, frío y lluvia. Muchas veces nos preguntamos, ¿valdrá la pena todo este esfuerzo? Ahora que hemos llegado espero que sí.

Oí hace tiempo que Elvenar eran tierras mágicas llenas de elfos y otras criaturas. Tierras bellas llenas de paz y armonía. Eso es lo que nosotros necesitamos ahora. Sé que no somos los primeros humanos en llegar, hay otros que comparten estas tierras con los elfos. Nosotros solo queremos vivir en paz, trabajar, criar a nuestros hijos, prosperar.

Construiremos una pequeña aldea. Somos gente amable y trabajadora. Agricultores, zapateros, comerciantes, ganaderos, leñadores, marmolistas, trabajadores y trabajadoras del metal, y todo lo que haga falta para que no falte de nada. Todo el que nos visite será bienvenido. Somos gente acogedora. Nos gusta ayudar a los demás para tener una convivencia feliz y productiva. Exploraremos los mágicos parajes y visitaremos a nuestros vecinos, tanto humanos como elfos, para hacer amistad, comerciar y ayudarnos entre todos para progresar. He oído hablar de las reliquias mágicas que esconde Elvenar en sus bosques, en sus valles y en sus montañas. Reliquias que hacen que la producción de productos crezca mágicamente. Las buscaremos y las conservaremos para hacer que la aldea prospere y sea un lugar donde a todas las personas les guste vivir.

Investigaremos nuevas tecnologías y aprovecharemos la magia que poseen estas tierras para hacer nuevos y mejores productos que podamos aprovechar nosotros y nuestros vecinos.

Estamos llenos de ilusión y esperanza por hacer un futuro brillante para todos nosotros. Esto es un nuevo comienzo.

Distinguidos dignatarios de las gloriosas constelaciones élficas, escribo apesadumbrado esta misiva sumido en un profundo dolor que resulta del todo inexpresable en nuestro hermoso idioma. Mis temblorosas manos apenas son capaces de sostener esta pluma por los sentimientos incontenidos de furia y desesperanza que me asolan. Les ruego me perdonen porque no me puedo abandonar a la quietud debido a los perturbadores acontecimientos que les he de comunicar, pero a pesar de mi agitación trataré de ser lo más preciso posible.

En respuesta a la petición de auxilio del consejo élfico de Aredyll, nuestra expedición arribó al mundo de ultramar de Elvenar. Desafortunadamente llegamos demasiado tarde, las estoicas defensas de la ciudad habían sucumbido y la oscuridad y las sombras se cernían ya sobre Elvenar. Dudo de que alguna vez nuestros corazones puedan volver a albergar algún atisbo de luz tras tanta maldad como la contemplada en los ahora páramos desérticos de tierra yerma devastada, regada con la sangre de nuestros hermanos, en lo que alguna vez fue un manantial de vida, perfección y pureza. Un reguero infinito de lágrimas brota inconsolablemente de nuestras almas, no somos capaces de entender cómo los dioses han podido permitir tales atrocidades.

Las huestes de las sanguinarias razas bárbaras que se hacen llamar humanos han destruido la floreciente ciudad ancestral erigida por nuestros antepasados. Ya nunca más volveremos a ver lo que alguna vez fue aquella majestuosa ciudad plateada de esbeltas estructuras que se erguía entre vastas llanuras verdes y frondosos bosques, con sus desafiantes columnas, imponentes escalinatas e inexpugnables torres sobre laderas escarpadas. En mis ojos siguen relumbrando indelebles sus escombros yaciendo entre las llamas, mientras todavía resuenan en mis oídos los gritos de agonía de los últimos caídos que eran cercenados inmisericordemente. Esa raza de desalmados humanos conducida por la ambición ha destruido toda la armonía y toda la vida, ha profanado lo más sagrado solo para desgarrar la tierra y extraer materiales del subsuelo. Para atemorizar a los que osen enfrentárseles, han formado una macabra pirámide con los cráneos de los valerosos defensores de la ciudad a los que pasaron por las armas sin contemplaciones.

Puesto que su excesiva ambición no conoce límites hemos de temer lo peor para el resto de Elvenar. Tras estos aciagos sucesos, nos hemos unido a los supervivientes y comenzamos a edificar una nueva urbe desde la que juramos ante todos los dioses detener a esa innoble raza de depravados saqueadores y no volver jamás a permitir semejante barbarie. Nos alzaremos con una ciudad más poderosa y les derrotaremos, no importa cuánto nos lleve pero daremos buena cuenta de ellos en el campo de batalla. Creemos en nuestra necesaria victoria y no desistiremos hasta que la luz prevalezca. Somos conscientes de que no es posible ninguna negociación, no puede haber diálogo ni entendimiento alguno con esos seres oscuros de alma negra sin corazón que actúan movidos por la codicia. No pueden haber palabras con ellos como tampoco las hay suficientes para describir su desmesurada malicia. Nuestra virtud no nos permite comprender las razones que esos malignos seres esgrimen pero precisamente de nuestra virtud nace nuestra inquebrantable fuerza.

Hasta el último de los que llegamos aquí solo tenemos esta única voluntad y renunciaremos a todo hasta vencer y liberar Elvenar de la destrucción de esa raza opresora. No permitiremos reinar a las tinieblas en este mundo. Todo lo demás ya carece por completo de importancia y consagramos nuestra existencia a esta misión. Con decisión y determinación utilizaremos nuestras fortalezas frente a sus debilidades. Sabemos que su poder viene de su ingenio, pero en su arrogancia ignoran lo que es la magia que imbuye la vida que tanto desprecian en el místico mundo de Elvenar. He ahí donde les augura su perdición. Combatirán encarnizadamente junto a nuestros más diestros espadachines los mismos espíritus de los bosques, invocaremos feroces golems de los elementos y nos impondremos mediante nuestra devastadora magia.

De sus ilustres grandes señores élficos del Consejo Supremo, solicitamos que nos envíen nuevos colonos dispuestos a convertirse en héroes y sumarse a nuestra noble causa para luchar por la gloria eterna de Elvenar, que los dioses sean testigos de nuestras gestas pues derrotaremos a la vil humanidad.

Todo está borroso… Las fuerzas abandonan mi cuerpo. La sangre brota de mis heridas como manantiales de cálidas aguas... Siento frío... las lágrimas amaran mis ojos y corren por mis mejillas... en la lejanía aún puedo oír el estruendoroso tañer del metal chocando contra metal, el suave silbido de las flechas al surcar el cielo, la majestuosidad de los cuernos norteños tocando a carga, el ensordecedor griterío de mis compañeros, batiéndose en feroz contienda contra los elfos del sur de Elvenar… Les hemos rechazado… ¡malditos! ¡Gloria a Herbert, señor de los condados de los hombres del norte!...

En el principio, humanos y elfos convivieron en paz y harmonía… hermanos menores nos llamaban, y en verdad lo éramos, amantes y respetuosos. De ellos aprendimos todo, y como hermanos, crecimos… pero la felicidad no es eterna, nunca lo es. La mortalidad hacía que los hombres vivieran cada uno de sus instantes con intensidad y pasión, y los elfos envidiaban eso… El conocimiento, la sabiduría y el poder de los Elfos era lo que los reyes Humanos ansiaban… ¡Que bajos instintos para tan nobles estirpes! La desconfianza y los celos enturbiaron las mentes y ennegrecieron los corazones… Y estalló la guerra… ella es la única ganadora… todos, elfos y humanos… perdemos.

Hace mil lunas que el conflicto dura, pero llega a su fin… al menos para mi… La vista se me enturbia… todo se vuelve negro… Ya no siento dolor, no puedo moverme… quiero descansar… dormir… El sabor metálico y salado de mi sangre baña mi lengua… Padre, madre… Sígrid, querida… siento tu olor, el sabor de tus labios… ¡cuanto lo añoraba! Pronto volveremos a estar juntos… Dioses, tomad mi último aliento, llevadme con los míos… oigo sus voces… me llaman… me esperan en el paraíso… a su mesa cenaré esta noche… Paz al fin…

Aquel bosque parecía no tener final. En la frondosidad de sus entrañas llevaba toda la noche tratando de perderme, pero los infernales rugidos de aquellas bestias no cesaban de acosarme.

-¿Por qué lo hicieron? ¿¡Por qué?!

Al escuchar el silbido de una saeta, cerré los ojos sin dejar de correr a toda velocidad. Tras haberme rebasado, percibí el sonido de su punta clavándose en madera y los volví a abrir justo a tiempo de evitar chocar contra un árbol gigantesco. Tropecé, y el saliente de una piedra semienterrada casi logra hacer el trabajo del ballestero. Pero volví a levantarme. Una vez más.

-¿Seré yo el último?

No podía pensar en otra cosa, y repudiaba la idea apretando con fuerza la única -¿la última?- reliquia de cristal mágico que había conseguido llevarme de la aldea antes de que...

-¿Dónde estoy?

Irrelevante. Con la mañana despuntando entre unas montañas que jamás había visto, Elvenar amanecía a tiempo para presenciar quizás mi caída definitiva. Uno de los cancerberos me cortaba ahora el paso, erguido orgullosamente sobre un pequeño montículo, con el sol tras de sí, arropándolo en un fulgor que me cegaba. Una de sus cabezas aullaba, delatando mi posición exacta, mientras que la otra emitía un gruñido sostenido con la mirada fija en mi cuello.

En cuanto vi cómo flexionaba las patas para disponer el salto, me supe acabado. Y según aquella mole bicéfala aterrizaba sobre mi pecho, una última plegaria a mis dioses terminaba de resonar en mi cabeza. No les pedía misericordia para mi alma, ni la suficiente gracia para ser aceptado en el paraíso. No. No les pedía eso.

-¡Ouros, Merhbilag! ¡Davhur, Tyrlieendral, y todos cuantos esto escuchéis! Os suplico unas últimas gotas de fuerza y de coraje, para aunque sólo sea sobrevivir un segundo más. Otorgádmelo, pues lo merezco, ¡y por los cielos os juro que haré brillar a mi estirpe en este su agrio final!

Alzados hacia el alba, mis brazos pronto se encontraron con el cuerpo del cancerbero. Una de mis manos fue inmediatamente triturada entre sus fauces, pero la otra consiguió de alguna manera amortiguar el golpe de la criatura. Su descomunal peso hizo que me derrumbase de espaldas. Los pinchos metálicos de su armadura me recorrían las carnes, dibujando con sangre el retrato de la agonía. Quizás Davhur, el Coloso, no se sentía hoy especialmente dadivoso...

-¡Si creéis que ya es vuestra, os vais a arrepentir de haberla encontrado!

Todavía sosteniendo en mi mano la reliquia, auné toda la resolución que me quedaba para espetarla contra uno de los cráneos de la bestia. La superficie del cristal resistió sin problemas el impacto, y se iluminó con una intensidad que no podía ser de este mundo. Sentí como si el tiempo se detuviese durante segundos, congelados yo y mi perseguidor sobre la tierra del bosque; presenciaba las retorcidas expresiones faciales del cancerbero como si de un cuadro se tratase; sólo el brillo de la reliquia parecía moverse, relampageando sin control en medio del claro.

Algún tipo de explosión tuvo lugar, desprendiendo en el proceso un estruendo ensordecedor, y me vi arrojado varios metros en dirección contraria a la del cancerbero. A varios metros ahora el uno del otro, con la reliquia levitando en un punto equidistante entre ambos, sólo yo seguía con vida: el cuerpo del monstruoso cánido de los humanos se hallaba inerte bajo su coraza, absolutamente chamuscado.

Traté de incorporarme, pero antes de que tuviera éxito llegó al lugar un grupo de bárbaros. Reconocí sus pinturas, y me acordé de mis padres; pero ya no me quedaban fuerzas. El resto de mis recuerdos es confuso. Tengo la imagen de un árbol majestuoso rompiendo las cadenas de sus raíces y avanzando de forma hostil hacia los bárbaros, sin que las hachas de estos fuesen capaces de mellar su corteza. Y, en su huida, un ser con piel azul que aparece de la nada y crea de esa misma nada un torbellino de espadas que descuartiza a los supervivientes.

-¡Malditos elfos!- masculló el último, antes de ser aplastado por una especie de roca viviente que, acto seguido dirigió hacia mis sus ojos, azules y brillantes; como la reliquia que me había salvado la vida.
 
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DeletedUser8

La encuesta durara 7 días, hasta el 05/07
 
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DeletedUser

¡Votao! Una pena que sólo se pueda elegir uno, porque había otro que también me gustaba mucho.
 

DeletedUser

la verdad es que hay algunos relatos maravillosos :) en algunos pude discernir las personalidades de algunos de los que conozco del foro. Solo no me gustaron un par de ellos (que si me gustaron también pero un poquitin menos), el resto son todos bonitos, otros parecen como sacados de un libro y podrían incluso complementarse como una única historia... me lo he pasado fenomenal en mi "tarde de lectura" que diría Irielita. Sois fantásticos muchas gracias por hacerme la tarde mas amena jeje mucha imaginación, mucho elfo y mucho humano con puntos de vista muy parecidos a pesar de tener cada uno sus propias caracteristicas. ¡¡¡ Geniales ... sois estupendos :p !!!
 
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DeletedUser6

¡Buenas noches Elvenar!

Agradecería que se respetasen las Reglas del Foro, con el fin de seguir manteniendo una comunidad agradable. ;)

"guayomení güan puá" :rolleyes:
Por favor, recuerda que el idioma oficial de la comunidad es el castellano. Te cito la norma correspondiente. En todo caso, siempre puedes acompañar tu texto con una traducción para evitar este tipo de moderaciones. :)
1. Solo en Español, ¡por favor!
El lenguaje de este foro es el Español. Los posts en otros lenguajes serán editados y borrados.

Completamente de acuerdo contigo.
Este tipo de comentarios son considerados flood/spam. Lo mejor sería que le dieses al botón "me gusta" en este caso o bien que argumentases tu respuesta.

Cualquier duda sobre esta moderación, os pido por favor, que me enviéis un Mensaje Privado y no responder en este mismo hilo, evitemos desvirtualizarlo. ;)

Gracias por comprenderlo,
Kakashi-sensei - Moderador de Elvenar
 

Moriarty

Enano
Ya di mi voto, muchas historias de elvenar desde diferentes puntos de vista, me encantó. Aunque una se llevó mi voto en particular, pero aun así costó mucho decidir.

Felicitaciones a todos y que gane el mejor :D
 

DeletedUser

Pero que preciosos trabajos, los he leido todos de una, que imaginación y belleza narrativa han desplegado todos y cada uno, necesitaré cuando menos leerlos 2 o 3 veces mas, para decidirme a votar.

No cabe duda de que han acertado al implementar este concurso, es de agradecer a los concursantes el rato amable que me han hecho pasar.
 

Deleted User - 1287

¡Hombre, Kakashi! ¡No seas tan duro con Hanadi! Obviamente ha sido una broma que a más de uno (incluida a mi mientras hacía mi comentario) se le ha pasado por la cabeza al leer lo que yo decía. Ya sé que ésto no es el Lounge, pero hombre, yo a eso no le llamaría escribir en un idioma extranjero, aunque no sea español todos lo hemos entendido perfectamente.
Ahora viene cuando Kakashi me echa la bronca a mi con toda la razón porque los temas de moderación hay que tratarlos con él por mensaje privado y lo peor es que lo sé y estoy de acuerdo con esa norma, si no las cosas se acaban yendo mucho de madre, pero es que en éste caso en particular no he podido evitar hacer el comentario en público ¿Podrás perdonarme?
 

DeletedUser4

Siempre podéis hablar con nosotros en privado, no comemos, muchas veces aclaramos muchos malentendidos y no habrá problemas.
Volvamos al tema por favor :)
 

gino

Dríade
Felicidades a todos, muy buenas historias, las 15, pero como hay que dar el voto a solo 1, ahí va para el que me a parecido el mejor, al igual que Juanmarte, estaba indeciso entre dos que para mi gusto sobresalian ligeramente sobre el resto, pero como he empezado diciendo, felicidades a los 15 participantes, grandes los 15!!!!

Saludos.
 

DeletedUser80

Ha costado votar, he leído algunos varias veces para poder decidirme, un solo voto es muy duro:oops:

Para mi ya todos son ganadores.
 

DeletedUser

y vaya que lo es, como dice Hanady; todos merecen ser premiados, se ve que le han puesto muchas ganas a sus trabajos, se despliega mucha sapiencia en cada trabajo.
me siento enriquecido por tener la fortuna de compartir con todos ustedes, este foro; no hay dia que no aprenda algo o que aumente mis conocimientos, y lo mejor de todo es el tener la oportunidad de conocerlos.
 
Estado
No está abierto para más respuestas.
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