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    el Equipo de Elvenar

LÉEME Votación: Historias para no dormir - Cuentos

¿Cuáles son los 3 mejores cuentos?

  • Cuento 1

    Votos: 3 10,7%
  • Cuento 2

    Votos: 8 28,6%
  • Cuento 3

    Votos: 2 7,1%
  • Cuento 4

    Votos: 7 25,0%
  • Cuento 5

    Votos: 5 17,9%
  • Cuento 6

    Votos: 3 10,7%

  • Votantes totales
    28
  • Encuesta cerrada .
Estado
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DeletedUser3

Ya están aquí las votaciones para el mejor cuento de Halloween, recordad que es anónimo y solo podéis votar un cuento.

Los 3 ganadores pasarán a votación interna.

Mucha suerte!

Magia

¡Al Capitolio! ¡Al Capitolio! repetían apremiantes las voces por todo ELVENAR.
-._"Se acerca la noche Halloween, Halloween, Halloween" susurraban los árboles.
Hombres jóvenes y adultos, mujeres, niños y ancianos llenaban ya el corto trayecto hasta el capitolio, cuyas puertas se mantenían abiertas para acogerlos a todos bajo su protectora luz mágica.

¡Magia! ¡Más magia!
-._La magia nos hará fuertes, ¡invencibles! Nos dará poder y la fuerza necesaria para conquistar este mundo y ¡otros muchos!
Mundos poblados por espantosas bestias de todo tipo, arpías, vampiros, dragones..... ¡todos fueron conquistados!

El portal se abrió a un nuevo mundo.
Apenas abrirse pudieron notarlo. El enorme ejército compuesto por magos, arqueros, ágiles espadachines, treants y poderosos gólems entrenados y endurecidos por mil batallas se quedó paralizado y silencioso. Atónitos ante lo que veían sus ojos ..
Grandes praderas de fresca hierba verde, salpicada de florecillas y animales de mansa mirada pastando tranquilamente; campos de ricos cultivos que se perdían en el horizonte y milenarios árboles de mil clases y formas perfectas; frutales con ramas repletas de jugosos frutos que se inclinaban hasta casi rozar el suelo, como ofrecreciéndolos amablemente bordeaban preciosas casas de campo hechas de madera y piedra que armonizaban perfectamente con el paisaje y la agradable temperatura del aire. Cada una con hermosos jardines de vistosas flores y huertas franqueando sus entradas y costados.
Limpios caminos de finísima arena blanca comunicaban unas granjas con otras, atravesados aquí y allí por riachuelillos de cristalinas aguas dotando de frescor el soleado día y cuyo alegre soniquete quedaba apenas disimulado por el canto de exóticos pajarillos que surcaban veloces el azul cielo.
Justo frente a ellos había una de esas idílicas casitas...

Paz. Esa era la palabra. Paz.
Les envolvió uno a uno. Relajando sus envarados cuerpos; músculos y mentes cuidadosamente entrenadas, armados hasta los dientes y dispuestos a matar o morir, totalmente indefensos, paralizados y ..felices?
Miradas serenas y una tonta sonrisa en sus temibles rostros surcados de cicatrices.

La puerta de la casita se entreabrió con un suave crujido y por ella asomó una pequeña cabecita. Sonrosada piel de bebé enmarcada por unos brillantes cabellos claros amorosamente recogidos con bonitos lazos de seda. Enormes y dulces ojos azul cielo, una diminuta naricilla respingada, perfecta, y una amable y tímida sonrisa en sus llenos y rojos labios. En apenas unos segundos pudieron contemplarla entera mientras se acercaba a ellos despacio, sin miedo, con andar suave y deslizante. Un vaporoso vestido blanco de fina seda llena de encaje y lazos envolvía su frágil figura y unos zapatitos de suave piel blanca cubrían sus pequeños pies.
-._ ¡Bienvenidos, viajeros! Os estábamos esperando...
Su dulce voz sonó como música atravesando el aire, llegando limpia y clara a todos ellos. Apenas un susurro en sus oídos.
Junto a ella, casi de la nada, una nueva figura. Una réplica perfecta, pero claramente masculina. Terciopelo azul en pantalón y chaleco e impoluta seda blanca ceñían su esbelto cuerpo, suave piel teñida de azul protegía sus pies del suelo.

Una a una se fueron abriendo las puertas de las demás casas y pronto se vieron rodeados de cientos, miles de esas pequeñas caritas sonrientes, grandes ojos de tierna mirada y amable sonrisa que se fue ensanchando más y más, hasta abarcar completamente sus perfectas facciones, atravesando de un lado a otro su cara y mostrando una triple fila de supurantes y afilados dientes ponzoñosos, curvados hacia el interior de sus oscuras y terribles gargantas, imposibles en tan raquíticos cuerpos.

Atacaron sin ruido. Todos a una, mordiendo y desgarrando, cubiertos de sangre, vísceras y trozos de roja carne, hasta acabar con todos ellos. Este mundo absorbía su energía y su magia y se alimentaba de ella de la misma forma que sus habitantes, silenciosa y pacíficamente.

El pueblo Elvenar logró, tras muchos e infructuosos intentos, por fin, sellar el portal.
Pero cada año con la llegada del otoño y por una sola noche, los sellos caen y el portal se abre, dejando que esos horribles seres de dulce mirada atraviesen sus puertas y recorran silenciosos las tranquilas y desiertas calles de Elvenar.

Buscando, buscando, siempre buscando....

Cada año antes de terminar La Noche de Halloween, ALGUIEN tomaba tres vidas en Elvenar.

Ese día todos tenían especial cuidado. Estaba preocupada, mis mejores amigos Bermus, Yoshivs y ToRoBeTiS no regresan, hacia horas que habían sido enviados por orden del Capitolio en busca materiales.

Me dirigí hacia el Capitolio para averiguar si tenían novedades de ellos. Pero allí, el Alcalde Friddick me informó que aun no se habían reportado, él también estaba preocupado por ellos. Debía ir a buscarlos.

Tome algunas cosas de casa y al salir de la cuidad, me di cuenta que solo quedaban unas pocas horas de luz y de mi dirigí con presura hacia el lugar donde ToRoBeTiS podía llegar a estar cortando madera, por suerte para mi allí estaba él, lo abrace y le reproche el porque aun estaba trabajando, a lo cual me dijo que se sentía cansado y que por eso había tardado mas de lo de costumbre. Le dije “Nos vamos a buscar a Yoshivs, después a Bermus y regresamos a la cuidad o acaso no sabes que hoy no es un día para andar solo”. Sus palabras fueron “Tranquila Lobita que no me pasara nada”. Esas palabras me dieron un poco de calma, le ayude a terminar de acomodar y apilar los leños del suelo, tomo su hacha y salimos en busca de Yoshivs.

Mientras caminábamos por el este hacia las montañas le pregunte por su día, a lo cual me respondió “No fue el mejor, mi hacha se daño de tanto usarla y me tengo algunos rasguños porque tropecé con un tronco y caí sobre unas ramas, nada grave” Llegamos al lugar y el terror transformó mi rostro, El cuerpo de Yoshivs estaba en el piso boca abajo con un puñal a la altura de su nuca, no había señales de pelea en el lugar solo el cuerpo tirado. ToRoBeTiS me dijo “No te acerques, déjame revisarlo primero” Me aleje unos metros, después de examinarlo un poco me dijo. “Será mejor que vallamos por Bermus lo mas rápido posible y volvamos a la cuidad, no podemos hacer nada por Yoshivs, mejor cuidemos nuestras vidas”. Salimos corriendo de allí, mire por ultima vez el cuerpo y dije “hoy por la mañana estuvo tomando te en casa y las lagrimas cayeron de mi rostro”. Tranquila Lobita yo te cuidare dijo de ToRoBeTiS.



A mitad de camino hacia donde estaba Bermus, lo vimos que regresaba, corrí hacia el, lo abrace, y le conté Yoshivs había sido asesinado, El dijo “El era un gran espadachín no lo pudieron tomar por sorpresa me parece extraño, tuvo que ser alguien de su confianza”. Mire a ToRoBeTiS y entonces recordé sus palabras y repetí sus dichos. ToRoBeTiS tu te sentías cansado, tu hacha se rompió de tanto usarla, dijisteis que a MI no me pasaría nada, tu RASGUÑOS por tu supuesta CAIDA, además no me dejasteis acercar al cuerpo de Yoshivs, TU, no puedo creerlo tu eres el asesino!!!!!!

Al escuchar esas palabras Bermus saco su espada, me corrió de su camino y caí. Tú maldito, así que siempre fuiste tú el asesino. ToRoBeTiS tomo su hacha como un auto-reflejo de defensa y dijo, “No puedes creer eso también era su amigo”, Yo desde el suelo veía lo que era inevitable. No había comparación la fuerza de ToRoBeTiS era superior pero la habilidades de Bermus como espadachín era inmejorables, ToRoBeTiS cayo de rodillas y Bermus terminó con su vida.

Bernus me miro, corrí hacia sus brazos, y sus últimas palabras fueron “Tranquila ya no te pasara nada”. Sus ojos se abrieron muy grandes, me miró y comprendió que la noche también lo llevaría a el, antes que su cuerpo se desplomara le dije. “Lo se” y murió de la misma forma que Yoshivs con un puñal en su nuca.

Así un año más tome tres victimas, Yoshivs tomo el veneno que actuó lento y me dejo matarlo tranquilamente, sabía que Bermus acabaría con ToRoBeTiS si yo lo acusaba de ser el asesino y a Bermus lo mato su confianza, además de mi puñal. Así me queda un año entero para planear que otras tres victimas serán las próximas en caer en mi telaraña.

Habían llegado esos días de Otoño en que las calles están siempre húmedas y desapacibles, las pocas personas que se cruzaban por la calle,
andaban deprisa, intentando despistar un frío que calaba hasta los huesos.

Las lloviznas intermitentes ensuciaban las paredes de las casas , formando figuras grotescas a la luz tenue y violeta de las últimas horas de la tarde.

La proximidad del día de "Todos los Santos", traía una actividad inusitada en las cercanías de los cementerios y las floristerías ,
donde se arremolinaban las mujeres, buscando ese arreglo floral para el nicho de sus difuntos, que a la par que para honrar a sus difuntos,
sirviese de muestra de la "opulencia" de sus economías.
La mayoría de las casas, habían visto menguadas sus mesas, de comidas especiales o caras, para hacer frente a éste gasto siempre excesivo.

Pero el momento social de encontrarse en el cementerio con antiguas vecinas que ya vivían en otros barrios, a las que se añoraba intimamente, no tenía precio.
Así como las conversaciones puerilmente necrófilas, que llenaban el cementerio, recordando quien había muerto recientemente,
cómo y de que manera, y las enfermedades padecidas por toda la familia, amigos y conocidos, con las que rivalizaban aquellas pobres mujeres,
que lejos de presumir de alegrías, que no las tenían, presumían de sus sufrimientos.

Las nuevas modas traídas de países vírgenes y sin pasado escrito, que habían adaptado las antiguas tradiciones celtas de los recien llegados
a su imaginario recién estrenado, hacía que todos los jóvenes las adoptasen por la alegría juvenil que aportaban.
Es mucho más divertido celebrar "Haloween", disfrazarse de monstruos y "asustar" a jovencitas disfrazadas de "brujitas sexies",
que quedarse en casa o en la iglesia, rezando por los difuntos de la familia, recordando sus vidas, tan tristes como el pasado, gris y deprimido,
de un país hundido en la angustia que dejó una guerra entre hermanos.
Poniendo unas velas cuya luz no alumbraban los ojos ciegos de los muertos.

Irisa se encontraba en su habitación, con todos los disfraces y ropa antigua que había podido conseguir dispersos por todas partes,
las sillas llenas de prendas, plumas,collares rotos, guantes desparejados y zapatos viejos.
Su fecunda imaginación hacía que a sus ojos todo fuesen tesoros preparados por un hada para ella.
Habitualmente jugaba en Internet a un juego de simulación de un mundo Élfico llamado "Elvenar",
donde ella se sentía por un tiempo, pricesa-hada de un mundo maravilloso donde no hacía frío, ni tenía que trabajar, ni estudiar , ni nada.
Sólo disfrutar de su reino y ser feliz.
Pero cuando dejaba el juego , la realidad le golpeaba duramente.
No había palacio, sino una pobre habitación desordenada.
No habían siervos, ni buenos amigos, sino compañeros de camino, más o menos amables, según el beneficio que pudiesen sacar de su relación.
Cuando decidió que disfraz se iba a poner ya era de noche.
Había elegido un vestido negro , con estampado en flores también negras que brillaban a la luz eléctrica. era largo y entallado, y apenas le cerraba,
ajustandose a su figura como un guante apretado, se lo había puesto tantas veces que era como una segunda piel.
Se puso toda la colección de joyas de bisutería, que hacía tiempo habían quedado deslucidas, y los zapatos de su tia-abuela , que tanto le gustaban ,
marrones de tacón no muy alto y un lazo de tela, también marrón que le daban aspecto de superviviente del "Titanic".
Se miró en el espejo del pequeño lavabo , y quedó contenta con el resultado, ahora venía lo bueno, se le erizaba el vello de los brazos de pensarlo...
el sombrero
Era un auténtico sombrero de bruja, lo había encontrado en un bazar, y en aquel mismo momento quedó hechizada por él.
Era de mala calidad, barato, y se notaba. pero a sus ojos era "El Sombrero" no había otro en todo el mundo como el.
Ni siquiera en la caja de donde lo sacó, donde habían por lo menos veinte iguales.

Se maquilló con esmero para acentuar el color pálido de su rostro, y se peinó con un moño alto.
Llegó a la conclusión de que ya no podía hacer más. La naturaleza le había dotado de una nariz y una cara tan redondas como la Luna,
y unos ojos oscuros y soñadores, que hacían pensar en todo menos en dar miedo, pero era lo que había, y había que adaptarse.
Se permitió como detalle escabroso, un hilillo de pintura en la comisura del labio, como si apenas le rebosase una gota de un festin sangriento,
Había llegado el gran momento de ponerse el sombrero e ir al encuentro de sus amigas, para ir a la fiesta pagana.
Antes de salir , encendió el ordenador para actualizar el juego, y recoger el resultado de las canteras, las fábricas de acero
y todas las ganancias que le proporcionaban .
A este paso, serían las únicas que iba a tener en toda su vida.
Mientras se encendía el ordenador, se puso una capa negra y larga que le había prestado una amiga, y por fin el sombrero.
La emoción que le recorrió fué tan intensa como una pequeña descarga eléctrica.
El momento glorioso fue cuando cogió con decisión la varita mágica que había hecho ella misma con una rama de árbol que encontró en la calle,
y las piedras de un viejo collar, y dió por terminado el disfraz.

En la pantalla del ordenador ya tenía preparado su palacio y sus posesiones.
Cogió el ratón y clicó las monedas que había conseguido, el marmol, la seda...
Cuando álgo atrajo su vista, álgo diferente a lo que había visto siempre.

En el Bosque de los árboles susurrantes había un elemento nuevo.
Estaba ella, vestida para ir a la fiesta , con su varita y su sombrero, mirando a todas partes debajo de un pétalo de flor rosa.

De pronto se cruzaron sus miradas, y supo que jamás iría ni a aquella fiesta , ni a ningún otro sitio.
Vagando eternamente atrapada entre la realidad y el juego, sin saber distinguir uno de otro.

Pesadillas

Se despertó de repente, como siempre. Abrió los ojos pero aún estaba oscuro, así que no era hora de levantarse. Los volvió a cerrar para disfrutar un poco más del calorcillo ¡Con el frio que hacía fuera! Además, así tendría tiempo de relajarse después de la última pesadilla.

Había estado teniendo pesadillas toda la semana. Curiosamente, todas sus pesadillas tenían como escenario Elvenar. Tenía narices que el sitio al que entraba a relajarse le quitara el sueño por las noches. Y vale que era Halloween, pero a él nunca le habían asustado los monstruos ¡Ja! ¡El monstruo era él!

Sin embargo, todas las noches el mismo sueño una y otra vez. Entraba al juego, la ciudad lucía magnífica. Se ponía a trastear con las misiones repetitivas y ahí era donde todo se torcía. Una tras otra las misiones le lanzaban mensajes ominosos: “la oscuridad se acerca, construye postes luminosos”, “ojo con las hechiceras, si tienes más de cien se volverán contra ti”, “prepara la tumba, cava en tus fábricas de mármol”, “necesitas los tablones para tu ataúd, con 100 tendrás bastantes”… aunque le angustiaban, no podía resistir el impulso de cumplirlas todas. Si pedían 100 tablones, él había producido 10.000. Si pedían mármol, él había subido las fábricas y las había puesto a producir cada poco. Si decía que no hiciera hechiceras, su cuartel las había almacenado hasta desbordarlo. La única que no había cumplido había sido la de los postes luminosos, a esa se había resistido porque no veía que le hicieran falta para nada. Pero la última de todas las misiones era la más inquietante y la que siempre le hacía despertarse. Decía: “Tu ataúd ya está listo, libérate de las hechiceras”. Aquella misión le inquietaba mucho, así que decidía librase de ellas, pero cuando se disponía a intentar hacerlas luchar para limpiar una provincia, el juego se colgaba y él se despertaba cubierto de un sudor frío pegajoso. Se rió del mal rato que las pesadillas le habían hecho pasar durante toda la semana ¡Qué tontería!

Volvió a abrir los ojos. Seguía oscuro pero ya no le apetecía seguir tumbado, de lo que realmente tenía ganas en ese momento era de darse una buena ducha. Tomó impulso para levantarse de un salto como hacía todas las mañanas y se abrió una brecha en la frente cuando su cabeza chocó con fuerza contra los tablones de la tapa del ataúd.

LOS ELFOS DE ELVENAR

Se dice que en Elvenar, un pueblo de fantasía, nadie puede matar un solo elfo. Pues el elfo es enigmático, y está familiarizado con las cosas extrañas que los humanos no pueden ver.

En Elvenar, antes de que se prohibiese matar elfos, vivían un viejo campesino y su esposa que disfrutaban poniendo trampas a los elfos para matarlos. No sé por qué lo hacían; hay quienes detestan los ruidos elficos por la noche, y no les gusta que anden furtivamente por patios y jardines al anochecer. Sea cual sea el motivo, este viejo matrimonio gozaba atrapándolos. Los habitantes del lugar se limitaban a cuidar que ninguno de sus adorados seres se aproximara a la apartada casucha oculta bajo los árboles sombríos. Cuando por un descuido inevitable se perdía alguno, y se oían los gritos por la noche, los humanos lloraban con impotencia, o se consolaban dando gracias al Destino por no haber sido uno de sus hijos el desaparecido de este modo.

Un día entró por las estrechas y empedradas calles de Elvenar una caravana de extraños vagabundos. Eran trotamundos atezados que decían la buenaventura a cambio de plata en los mercados, y compraban alegres abalorios a los mercaderes y eran dados a rezar extrañas plegarias.
Iba con ellos, Menes, un niño que no tenía padre ni madre, sino sólo un elfo pequeño al que cuidaba.

Tras 3 días de estancia en Elvenar, próximo a la fecha de Halloween Menes no pudo encontrar a su elfo; al verle sollozando en el mercado, los lugareños le hablaron del viejo y de su esposa, y de lo que se oía por la noche. Al escuchar todo aquello sus sollozos dieron paso a la reflexión, y finalmente a la plegaria. Extendió los brazos hacia el sol y rezó en una lengua que los lugareños no entendieron; aunque no pusieron mucho empeño en entender, ya que les acaparaban la atención el cielo y las formas curiosas que adoptaban las nubes. Era muy extraño, pero tan pronto como el niño hubo terminado su oración, parecieron formarse en lo alto figuras brumosas y oscuras de unos seres terroríficos.

En la noche de Halloween, los trotamundos se fueron de Elvenar, y no se les volvió a ver. Y los habitantes se sintieron consternados al darse cuenta de que no había un solo elfo en todo el pueblo. De cada cueva o fuente habían desaparecido los elfos. El viejo Kranon, que era el burgomaestre, juró que habían sido las gentes atezadas quienes se los habían llevado en venganza por la desaparición del elfo de Menes; y maldijo a la caravana y al niño. Pero Nith, el flaco notario, declaró que el viejo campesino y su esposa eran más sospechosos aun, ya que su odio a los elfos era conocido por todos. Sin embargo, nadie se atrevió a acusar al siniestro matrimonio.

Así que el pueblo de Elvenar se acostó embargado por la ira y la impotencia; y he aquí que al despertar por la madrugada, ¡cada elfo había regresado a su hogar! no faltaba ninguno. Todos aparecieron chillando de satisfacción. Los ciudadanos hablaban maravillados del caso. Todos coincidieron en una cosa: que las criaturas terroríficas en la noche de Halloween eran los responsables del milagro.

Una semana transcurrió, hasta que los lugareños observaron que no había luz, por la noche, en las ventanas de la choza oculta bajo los árboles. El burgomaestre decidió visitar la vivienda extrañamente silenciosa. Y cuando derribó la frágil puerta no encontró más que dos esqueletos humanos limpios y mondos en el suelo de tierra, y un montón de cucarachas que corrían por los rincones oscuros.

Mucho se habló después entre los habitantes de Elvenar. Hablaron del viejo campesino y su mujer, de la caravana de atezados vagabundos, del pequeño Menes, de su elfo pequeño, de la plegaria de Menes y el cambio del cielo, de la acción de las criaturas en la noche de Halloween, así como de lo que encontraron más tarde en la choza.

Al final, las diferentes razas aprobaron esa famosa ley de que hablan los mercaderes y que discuten los viajeros; a saber: que en Elvenar, nadie puede matar un solo elfo.

CUENTO DE LA BRUJA DE ELVENAR

Era una noche tan oscura como el fondo del caldero que la bruja de Elvenar acababa de poner a calentar. Era la noche de Halloween, la única en la que se podría realizar el hechizo de la eterna juventud.

- Lo tengo todo preparado, tan sólo me falta añadir el ingrediente principal, ¡El corazón de una joven elfa que me aporte longevidad!- Murmuraba la bruja.

Agarró su vieja escoba retorcida y salió volando por la ventana dejando tras de sí el eco de su siniestra carcajada. Con los ojos cerrados, y guiándose únicamente por su agudizado olfato, sobrevoló todo Elvenar hasta que en una de las múltiples aldeas de la comarca localizo a su incauta presa. Entonces, y protegida por la oscuridad de la noche, se apresuró a capturar a una joven elfa y la llevó hasta su cabaña, que ya estaba preparada para el sacrificio.

- ¿¿¿Jaaa Jaaa Jaaa!!! Jaaa Jaaa Jaaa!!! ¡Volveré a ser joven y guapa! ¡Todo el reino se rendirá ante mi belleza!!!!- gritaba mientras alzaba una daga hacia su indefensa víctima.

- Señora bruja- le interrumpió la joven- sin duda será la más hermosa del reino, pero no será envidiada hasta que no luzca unas joyas acorde a su belleza.

La bruja aturdida miró a su alrededor inspeccionando sus polvorienta choza, y se percató que tan solo poseía muchos viejos trastos llenos de telarañas, pero nada que pudiera servirle para estar aun más guapa. Indudablemente aquella niña tenía razón: Para ser la envidia del reino necesitaba vestir acorde a su belleza.

En ese momento, la elfa sacó de su bolsillo un par de pequeñas gemas carmesí y se las ofreció a la bruja.

- Estas gemas diminutas son un insulto para su grandeza, pero yo le puedo decir de donde proceden, y allí encontrará unas mucho más grandes y brillantes para hacerse las joyas que usted merece.

- ¡Sí, sí. Iremos a por ellas, cogeremos las mejores gemas…yo me las merezco!. Y después volveremos aquí a acabar el hechizo! -Pensó complacida la bruja imaginándose rodeada de joyas deslumbrantes.

Montadas en su escoba, no tardaron en llegar de nuevo a la aldea élfica. Y aprovechando que seguía siendo de noche y todos dormían, aterrizaron sin que nadie les viera junto a un gran agujero en la tierra que la joven elfa le había indicado desde el aire.

- Aquí abajo hay muchas gemas, pero las más grandes y brillantes están en lo más profundo, suéltame y déjame bajar para que pueda traértelas- Le suplicó la joven.

- ¿Me tomas por tonta, inmunda criatura? Si te suelto y te dejo bajar te escaparás…. ¡Iré yo! Bajaré como me has dicho, pero pobre de ti como me hayas engañado!!!! Le replicó la bruja mirándola fijamente y clavándole en la frente la mugrienta uña de su huesudo índice.

De este modo, recomida por la visión de poseer tan hermosas gemas comenzó su descenso, y justo cuando la punta de su sombrero negro desapareció del ras del suelo, la joven susurró unas palabras en idioma élfico.

- ¡No hagas ruido o subiré a cortarte tu sucia leng…!. Le comenzó a amenazar la bruja desde el fondo del foso.

Pero un crujido seco seguido de un enorme estruendo la interrumpieron, obligándola a mirar hacia arriba el tiempo justo para contemplar aterrada como una enorme mole de piedra con forma de mano la aplastaba contra el suelo.

Sus gritos, desgarradores y punzantes como nunca antes se habían escuchado en la comarca, despertaron a todos los habitantes de la aldea que acudieron sobresaltados al lugar, que no era otra cosa que una fábrica de piedra, cuyo inmenso gólem pétreo aún seguía excavando con las manos tintadas de sangre.

Cuando la joven elfa les contó los sucedido, todos celebraron que la bruja hubiera desaparecido para siempre, y desde entonces….¡ vivieron felices y comieron perdices!
 
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