Estimado/a visitante, DeletedUser
El viajero es un comerciante, un trotamundos con mucha independencia y ganas de viajar. Lleva un diario dónde anota sus pensamientos y las impresiones de sus viajes; y aquí tienen su visión de una ciudad, la de @gino:
______________________________________________________________________________________
¿Tienes algún deseo de que el viajero se paseé por tu ciudad? Pues comenta, invítalo si quieres, o simplemente dale a este aspirante a escritor una crítica. Que tengas buen día
______________________________________________________________________________________
La ciudad de Lord Gino es grande, colorida, rica, culta, industrializada y, en consecuencia, contaminada. Cuando descendí del barco volador me fue casi imposible escapar de las espesas nubes de vapor caliente que flotaban por las calles, lo que me dio mareos e hiso que me perdiera.
Al final, tras muchos tropezones y muchas indicaciones, logré llegar al palacio, que no se podía ubicar desde las calles por la espesa cortina negra que salía de la industria cercana. Al entrar me encontré con un aire limpio que hacía rato no respiraba, y con habitaciones y salas espaciosas, que exhibían la medida justa de opulencia para no ser asfixiante ni pecaminosa. Al final, y pese a mis deseos de hablar con el soberano, no se me dio la oportunidad de una entrevista, porque él, me dijeron los consejeros del palacio, estaba muy ocupado con la reorganización de su ciudad.
Por esto fui escoltado a la salida y me vi en la obligación de volver a mi barco, pero antes fui de paseo. Pasé por el distrito urbano, un lugar con mansiones a diestra y siniestra. Allí no había tanta contaminación, por lo menos no vulgarmente visible como en el distrito industrial, y se podía respirar un aire ligeramente perfumado.
Luego de caminar por esa zona me dediqué a explorar el último sector de la ciudad que no había visitado, la zona cultural y comercial. Debo decir que me sorprendió la cantidad de carnicerías reunidas en un mismo barrio, siendo el negocio de la carne el más lucrativo, y peleado, de la región. Muchos de los negocios ofrecían muestras gratis para aventajar a la competencia, jamás he probado tantas delicias la verdad.
Luego me pasé por los grandes códices, había muchos la verdad, más de los que podía haberme imaginado reunidos en un mismo sitio; y ciertamente decían cosas interesantes, pero no nuevas. Finalmente tomé el camino de las fuentes, un recorrido placentero al ser la temperatura de la zona bien fresca gracias al agua de los monumentos erigidos a héroes del pasado.
Debo añadir que la gente de esta ciudad es devota ante los dioses del cielo y muy conocedora de su pasado, además de tener un paladar muy sensible en lo que va a las delicadezas en los sabores de la carne.
Eso es todo lo que pude y había que ver en la ciudad de lord Gino, ahora me estoy embarcando a otro destino, dónde intentaré vender algunas cosas para mi señor; pero más que nada estoy deseoso de la visita antes que de los negocios.
Al final, tras muchos tropezones y muchas indicaciones, logré llegar al palacio, que no se podía ubicar desde las calles por la espesa cortina negra que salía de la industria cercana. Al entrar me encontré con un aire limpio que hacía rato no respiraba, y con habitaciones y salas espaciosas, que exhibían la medida justa de opulencia para no ser asfixiante ni pecaminosa. Al final, y pese a mis deseos de hablar con el soberano, no se me dio la oportunidad de una entrevista, porque él, me dijeron los consejeros del palacio, estaba muy ocupado con la reorganización de su ciudad.
Por esto fui escoltado a la salida y me vi en la obligación de volver a mi barco, pero antes fui de paseo. Pasé por el distrito urbano, un lugar con mansiones a diestra y siniestra. Allí no había tanta contaminación, por lo menos no vulgarmente visible como en el distrito industrial, y se podía respirar un aire ligeramente perfumado.
Luego de caminar por esa zona me dediqué a explorar el último sector de la ciudad que no había visitado, la zona cultural y comercial. Debo decir que me sorprendió la cantidad de carnicerías reunidas en un mismo barrio, siendo el negocio de la carne el más lucrativo, y peleado, de la región. Muchos de los negocios ofrecían muestras gratis para aventajar a la competencia, jamás he probado tantas delicias la verdad.
Luego me pasé por los grandes códices, había muchos la verdad, más de los que podía haberme imaginado reunidos en un mismo sitio; y ciertamente decían cosas interesantes, pero no nuevas. Finalmente tomé el camino de las fuentes, un recorrido placentero al ser la temperatura de la zona bien fresca gracias al agua de los monumentos erigidos a héroes del pasado.
Debo añadir que la gente de esta ciudad es devota ante los dioses del cielo y muy conocedora de su pasado, además de tener un paladar muy sensible en lo que va a las delicadezas en los sabores de la carne.
Eso es todo lo que pude y había que ver en la ciudad de lord Gino, ahora me estoy embarcando a otro destino, dónde intentaré vender algunas cosas para mi señor; pero más que nada estoy deseoso de la visita antes que de los negocios.
¿Tienes algún deseo de que el viajero se paseé por tu ciudad? Pues comenta, invítalo si quieres, o simplemente dale a este aspirante a escritor una crítica. Que tengas buen día