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    el Equipo de Elvenar

Vidas paralelas

  • Autor de hilo Deleted User - 848946564
  • Fecha de inicio
Estado
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Deleted User - 848946564

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Cuentan las leyendas que no existe un único universo, sino cientos de ellos, quizá miles, en los cuales las vidas de sus habitantes se desarrollan en paralelo, aunque, por los caprichos del destino, los caminos que siguen en cada uno de ellos sus moradores, son sutilmente diferentes. A veces se entrecruzan, se mezclan y objetos de una realidad pasan a otra. El caso es que ha llegado a nuestras manos un manuscrito que sospechamos que ha atravesado varios universos alternativos. Narra las peripecias de alguien, pero tanto cambio dimensional y tanto salto espacio-temporal, han dejando ilegibles muchas de sus partes. No sabemos de qué universo procede originalmente, pero seguro que en cada uno de aquellos por los que ha pasado han ocurrido cosas sutilmente diferentes. ¿Podrías ayudarnos a rellenar los huecos de esta historia singular para que podamos contemplar cuantas más versiones de vidas paralelas nos sea posible? Nunca sabremos cuál era la historia original, o quizá sí, quién puede saberlo, pero será un placer compartir estas vidas paralelas con todos.


Bases generales del concurso

  • El objetivo del concurso es completar la historia que nosotros proporcionamos rellenando los huecos vacíos. En cada hueco solo se permite una palabra y no se podrá eliminar o modificar el texto que nosotros damos.
  • No se permite la multicuenta. En caso de que un familiar o amigo use la misma conexión de Internet para el foro y quiera participar, previamente deberá mandar un Mensaje Privado a Anjana informando de ello. De lo contrario será considerado como multicuenta y no optará a los premios.
  • Será preciso un mínimo de 11 obras para que el concurso siga adelante.
Participación
  1. Cada participante solo podrá enviar una única historia, que no podrá ser editada.
  2. En el caso de que alguien cometa algún error al enviar la historia (fallos al copiar y pegar la historia, por ejemplo), podrá escribirnos un mp para comentar lo que le ha ocurrido, siempre y cuando lo envíe, como máximo, cinco minutos después de haber posteado; reclamaciones que pasen de este tiempo no serán atendidas. Nosotros estudiaremos su reclamación y daremos permiso para editar. Nadie debe editar sin nuestro permiso expreso o será descalificado. La edición solo se podrá realizar una vez y solo sobre el fallo reportado.
  3. Las obras deberán respetar las normas generales del foro, en especial en cuanto a ser aptas para menores.
  4. En el texto no se hará referencia a jugadores o hermandes reales, para favorecer el anonimato de las obras.
  5. El formato que se le dé al texto debe ser el estándar del foro: no se podrán emplear tipos de letra en color ni negrita, así como tampoco se podrá insertar imágenes.
  6. Por favor, vuestras obras (participación) dejadlas en ESTE TEMA Vida paralelas - Respuestas. El post será invisible al resto de usuarios pero tú y el Equipo de moderación podremos verlo.
Fechas & Premios
  • Las obras se podrán enviar entre el 9 de abril, jueves, de 2020 y el 24 de abril, viernes, de 2020.
  • Se realizará una votación entre los foreros para elegir a 8 finalistas y, a continuación, otra entre el Equipo de Elvenar que decidirá a los ganadores. Para ello, el Equipo se basará en los siguientes aspectos:
    • Faltas de ortografía y gramaticales (no seremos meticulosos en este punto pero queremos evitar dejarnos los ojos).
  • La votación de los foreros se realizará entre los días 25 de abril, sábado, y el 28 de abril, martes.
  • Los ganadores se publicarán lo antes posible, en los días posteriores, en cuanto el Equipo haya realizado su votación interna.
  • Los premios para los ganadores son los siguientes:
    • Puesto: 600 :diamond:
    • Puesto: 550 :diamond:
    • Puesto: 450 :diamond:
    • Puesto: 350 :diamond:
    • Puesto: 300 :diamond:
    • Puesto: 250 :diamond:
    • Puesto: 200 :diamond:
  • Se sorteará 3 Premios de 100 :diamond: entre los participantes que no hayan obtenido premio. Se realizará mediante sorteo, cada participante tendrá un número asignado por orden de llegada.
Por favor, dejadnos vuestras opiniones y posibles dudas sobre el concurso: #287 - Vidas paralelas

¡Esperamos con muchas ganas vuestras obras!

Atentamente,
el Equipo de Elvenar
 

Deleted User - 848946564

Querida comunidad,

sintiéndolo mucho el concurso no puede continuar ya que no se ha llegado al mínimo de participación.

De todos modos, hemos decidido dar 300:diamond:a todos los participantes por el esfuerzo realizado.
@arcamatix, @Mor-gana, @Etamin, @kakita, @CHONGOano, @Ren. y @Migdar gracias por vuestras historias:)

Os dejamos sus participaciones:

Vivir de amor


Volvió de pronto. Miró a su alrededor. Vio el mundo que le rodeaba y sintió frío. Pero estaba vivo y eso era lo más importante. La última vez que estuvo en el pueblo, los rastros del terremoto habían dejado destrucción y no habría dicho que aquello era un lugar habitado. Y eso había ocurrido hacía nada. Se preguntó quién había podido pasar por allí. La imagen que vino a su mente en ese lugar fue que habían sido olvidados. Se podía dejar un sitio como ese tan desolado en ese momento. La que le había venido en mente es que había pasado la hora de llorar las perdidas y había reconocido el lugar. Lo supo, porque el tejado de su casa, que se veía desde la colina del pueblo, seguía en su sitio.

Se volvió y vio a su madre que lo miraba con pena. Le había dicho que iban a volver en el mismo momento que sucedió el temblor y no lo había escuchado. Pero no había consuelo. El caso fue que se quedó con la mirada justo en el instante que iba a caer y se perdió. La angustia no podía haber ayudado en nada. ¿Cómo podía haber tenido la valentía de actuar como si supiera sin que ocurriese lo inevitable? Su madre pedía una mano con la mirada, pero no podía ver que se había hundido la tierra. Intentó mirar hacia otro lado buscando ayuda. Miró a su madre, lloró, rezó, junto a la brecha. Le esperaba una ambulancia para ayudarlo si quería y le extrañó. Anocheció y se acostó, pero no dormía. Su hermano comenzó a golpear fuertemente el marco con el puño. Motas de polvo blanco flotaban sobre él una vez que lo abrazó. Las casas de alrededor habían desaparecido, aunque, sobre su tejado, algunos destrozos evidentes de que había pasado con fuerza por ahí. Cansados se dormían los mismos momentos sobre los demás tejados de los vecinos que le rodeaban.

Sus sueños, tan reales se teñían de color morado. Soñaba su mente, finalmente había pasado a colorear una parte. Esa era la explicación más fácil de que se esperaba el cambio. Podía pensar que no había estado a punto, que le salvó, que se había abrazado a Dios el niño que había perdido el Amor después del hombre, pero sabía que siempre iba a escucharla. La primera vez que aquel pensamiento, fruto de la esperanza de verla, de su ansiedad, coincidió todavía con sus recuerdos de niño. Mientras al atardecer los hombres de trajes verdes y mangueras que escupían jabón perfumado como sucedió en aquellos días, ahora lloraban.

Caminaba a veces hacia la casa, con su hija y ensayando una sonrisa. Poco podía decirle a su niña qué es lo que había pasado, pero si podía salir libremente, dando un salto sobre sí, y meterse en casa hasta que volviese el que se fue y a veces se lo olvidaría el recuerdo. Mirar de cara al tiempo los momentos que parecían volver a surgir de los amigos de su infancia y que también se acordaba de que, en su mano derecha tenían una esperanza y en la izquierda un deseo. Finalmente había superado el miedo y ahora se ponía a ayudar a otros con los demás.


Quería dar su apoyo más sincero, pero sus esfuerzos, alimentados por la pena, le traicionaban. Su mente se durmió para saber que estaba con ella, pero no podía por fin sin despertar de un buen sueño. Y es que, muerto lo mismo su alma, nunca vería el mundo a la luz de la luna llena.

Alma de Madelaine


Exhausta de huir. Miró a su corcel. Vio el bocado que le molestaba y sintió desesperanza. Luciérnaga estaba agotado y eso era lo más preocupante. La última vez que estuvo en el pantano, los rastros del fango habían dejado huella y Madelaine habría entendido que aquello era un lugar hostil. Y eso había ocurrido hacía horas. Se extrañó quién había podido sobrevivir por allí. La fortuna que vino a su encuentro en ese lugar fue que habían sido “dirigidas”. Nadie podía dejar un rastro como ese tan claro en ese lodazal. La que le había venido en suerte es que había pasado la estela de Iluminando las Sombras y había esclarecido el lugar. Lo agradeció, porque el calor de su paso, que se inició desde la entrada del pantano, seguía en su salida.

Se giró y vio a su amazona que lo miraba con tristeza. Le había señalado que fuese a abrevar en el mismo río que perdió el alma y no lo había superado. Pero no había retorno. El infortunio fue que se perdió con la niebla justo en el instante que iba a bañarse y se ahogó. La pérdida no podía haber sido en vano. ¿Cómo podía haber evitado la escisión de sí como si nada sin que perdiese lo vivido? Su espíritu pedía una oportunidad con la huida, pero no podía decirse que se había ganado la batalla. Intentó huir hacia otro lado buscando salvarse. Luciérnaga a su zaga, encabritado, relinchó, junto a la muralla. Le debía una oportunidad para sanarse si quería y le acompañó. Cabalgaron y se perdieron, Madelaine no respiraba. Su ímpetu comenzó a golpear fuertemente el corazón con el hocico. Migajas de polvo evanescente flotaban cuando él una vez supo lo perdido. Las vivencias de Madelaine habían desaparecido, aunque, sobre su pecho, algunos recuerdos evidentes recordaban que había sobrevivido con alegría por él. Luciérnaga se vistió los mismos trajes sobre los demás sentimientos de los recuerdos que le llegaban.

Sus labios, tan vivos se tornaron de azul morado. Luciérnaga, su alma, se había empecinado a avivar una llama. Esa era la realidad más absoluta de que se escinde el ser. Podía comprender que no había solución a ello, pero le dolía, como se había disipado a borbotones el cuerpo que había engullido el rio después del baño, pero supo que nunca iba a regresar. La primera vez que aquel corazón, henchido de la alegría de vivir, despertó su risa, gateaba todavía con sus faldas de puntillas. Sonreia al sentir los campos de prados verdes y aromas que emanan jabón multicolor como burbujas en aquellos instantes, ahora perdidos.

Voló a ciegas hacia la inmensidad, alzó su cuerpo y encendió una estrella. Madelaine podía sentir a su corcel qué sabía lo que había sucedido, como sí pudiese salir libre, dando un giro sobre ella, y retornando en sí hasta que comprendió el cómo se ahogó y a veces se le escuchaba el llanto. Historias de seres al comprender los entresijos que parecían eternos a caballo de los mundos de su vida y que también se cuenta de que, en su mano derecha refulgía una luciérnaga y en la izquierda un corcel. Luciérnaga había cabalgado el cielo y ahora se encaminaba a liberar a Madelaine con los sueños.

Podía dar su experiencia más lastimera, pero sus pasos, marcados por la vida, le satisficieron. Su jubilo se transformó para entender que continuaba con vida, pero no retornaría por Ashilar sin compañía de un buen recuerdo. Y es así, como lo vivió su Madelaine, nunca olvidó el sabor a la luz de la luna llena.

Templo de Luna

Cesó de oscilar. Miró a su alrededor. Vio el pergamino que le entregaron y sintió desolación. Aukan estaba incomunicado y eso era lo más desconcertante. La última vez que estuvo en el templo, los rastros del temblor habían dejado devastación y Alaric habría pensado que aquello era un lugar maldito. Y eso había ocurrido hacía nada. Se preguntó quién había podido escapar por fortuna. La idea que vino a su mente en aquel lugar fue que habían sido felices. No podía dejar un sitio como ese tan hermoso en ese momento. La que le había venido en suerte es que había pasado la vida de penurias las batallas y había encontrado el lugar. Lo necesitaba , porque el aprendió de su pasado, que se supera desde la disciplina del corazón, seguía en su interior.

Se durmió y vio a su amada que lo llamaba con angustia. Le había pedido que accediera a casarse en el mismo estanque que encontraron el amor y no lo había rechazado. Pero no había llegado. El cataclismo fue que se presentó con la fatalidad justo en el momento que iba a buscarla y se enfureció. La desdicha no puede haber descargado en ellos. ¿Quien podía haber imaginado la ira de Kaikias como si vomitara sin que importara lo dañado? Su coraje pedía una audiencia con la parca, pero no podía admitir que se había emplazado la tragedia. Intentó vocear hacia otro lado buscando respuesta. Suplicó a su amada, camina, avanza, junto a la luna. Le quedaba una esperanza para aferrarse si regresara y le buscara. Resopló y se levantó, mascullando no desesperes. Su brazo comenzó a golpear firmemente el suelo con el cayado. Cantidades de polvo desértico flotaban cuando él otra vez golpeaba lo invisible. Las baldosas de granito habían desaparecido, aunque, sobre su oscuridad, algunos rasgos evidentes mostraban que había accesos con pasadizos por descubrir. Concentrado se figura los mismos movimientos sobre los demás pasos de los acólitos que le precedieron.

Sus mantos, tan ligeros se tintaban de color morado. Telepatía, su don, apenas había llegado a completar una transmisión. Esa era la disciplina más especial de que se fortalece el aprendiz. Podía recordar que no había llegado a comprender, creer le costaba, disciplinado se había lanzado a perfeccionar el método que había enseñado el instructor después del noviciado, pero temió que ahora iba a fracasar. La única vez que aquel receptor, receptor de la transmisión de meditación, experimentó su fuerza, despertó todavía con sus dudas de escéptico. Proyectarse al monumento los Ojos de Serpiente verdes y percibir que olisqueaba jabón ridículo como situado en aquellos baños, ahora urgía.

Avanzó a tientas hacia la derecha, alargó su brazo y encontró una puerta. Apoyado podía sentir a su lado qué cedía lo infranqueable había triunfado, ahora sí podría salir vivo, dando un puñetazo sobre ella, y abatirla en empellones hasta que cede el postigo se resquebraja y a fuerza se le abre el muro. Libre de cautividad al fin los ánimos que parecían renacer a concienciar de los logros de su coraje y que también se percató de que, en su mano derecha tenía una maza y en la izquierda un cayado. Supuso había perdido el pergamino y ahora se disponía a acudir a departir con los astros.

Ofrece dar su talento más preciado, pero sus esfuerzos, súplicas por la joven, le turban. Su destino se distanciará para siempre que estén con vida, pero no será por siempre sin amor de un buen hombre. Y es recompensado, Eternidad lo bendice su unión, nunca perecerá el amor a la Diosa de la luna llena.

Claro de luna

Claro de luna. Miró a su hermano. Vio el líquido que le bañaba y sintió miedo. No estaba muerto y eso era lo más extraño. La primera vez que estuvo en el bosque, los rastros del monstruo habían dejado huellas y no habría pensado que aquello era un lugar siniestro. Y eso había ocurrido hacía tiempo. Se preguntó quién había podido vagar por ahí. La sensación que vino a su mente en primer lugar fue que habían sido osos. Se podía dejar un rastro como ese tan claro en ese lugar. La que le había venido en seguida es que había pasado la frontera de Tras las Flores y había rodeado el lugar. Lo supo, porque el indicador de su brújula, que se traía desde la cabaña del leñador, seguía en su posición.

Se volvió y vio a su hermano que lo seguía con ahínco. Le había pedido que volviese a casa en el mismo momento que vio el rastro y no lo había hecho. Pero no había tiempo. El caso fue que se encontró con la Gigaaraña justo en el momento que iba a mear y se asustó. La condenada no podía haber acechado en agujeros. ¿Cómo podía haber aparecido la Gigaaraña de repente como si nada sin que él lo sintiese? Su aparición pedía una acción con la espada, pero no podía prever que se había atascado la correa. Intentó saltar hacia otro lado buscando refugio. Vio a su hermano, gimiendo, aullando, junto a la bestia. Le lanzó una piedra para ver si reculaba y le escupió. Saltó y se lanzó, casi no acierta. Su hermano comenzó a golpear furiosamente el engendro con el pie. Volutas de polvo gelatinoso flotaban hacia él cada vez que lo hacía. Las patas de atrás habían resistido, aunque, sobre su lomo, algunos signos evidentes mostraban que había sangre con tendones por encima. También se veían los mismos signos sobre los demás apéndices de los pies que le sobresalían.

Sus manos, tan afectadas se pusieron de color morado. Además, su cara, también había sufrido a priori una quemadura. Esa era la señal más clara de que se extendía el veneno. Podía pensar que no había temido a nada, eso le alentaba, que se había vencido a todo el miedo que había triunfado el valor después del terror, pero sabía que no iba a colar. La última vez que aquel ser, Gigaaraña de la foresta de Trenvill, lanzó su veneno, aún todavía con sus movimientos de moribundo. Limpiaría al punto los restos de líquidos verdes y tenía que usar jabón melgariano como antídoto en aquellos momentos, ahora rezaba.

Arrastraba a Lucas hacia la libertad, buscó su brújula y también una venda. Quién podía ayudar a su hermano qué persona lo sanaría había pensado, ahora sí debía salir victorioso, dando un pensamiento sobre salvación, y llevarlo en volandas hasta que encontrase el remedio se prometió y a tope se le aceleró el corazón. Llenose de sudor al contemplar los moretones que parecían crecer a pesar de los mejunjes de su zurrón y que también se percataba de que, en su mano derecha aparecía una luminiscencia y en la palma un absceso. No había remitido el dolor y ahora se tumbaba a descansar a soñar con los dioses.

Quería dar su esfuerzo más valiente, pero sus fuerzas, mermadas por la debilidad, le fallaron. Su alma se preparó para lo que venía con dignidad, pero no sucumbió por irse sin despedirse de un buen hermano. Y es verdad, ya lo decía su padre, nunca jugarse el tipo a la luz de la luna llena.

Guijo de campo


Guijo de campo. Miró a su pasado. Vio el futuro que le venía y sintió nostalgia.
Guijo estaba callado y eso era lo más inquietante. La ultima vez que estuvo en el bosque, los rastros del camino habían dejado huellas y marcas habría algo que aquello era un lugar inseguro. Y eso había ocurrido hacía adelante. Se escuchó quién había podido venir por él. La persona que vino a su rescate en su lugar fue que habían sido compañeros. Él podía dejar un mensaje como ese tan claro en ese árbol. La que le había venido en traición es que había pasado la prueba de todas las huellas y había marca el lugar. Lo contó, porque el pasado de su futuro, que se cuenta desde la historia del pasado, seguía en su presente.

Se giró y vio a su sombra que lo perseguía con rabia. Le había dicho que corriera a tope en el mismo momento que encuentra el camino y no lo había planteado. Pero no había escondite. El callo fue que se tropezó con la sombra justo en el momento que iba a correr y se salvó. La sombra no pudo haber vencido en oscuridad. ¿Qué podía haber pasado la sombra de luz como si cervezas sin que bebas lo tragues? Su cabeza pedía una zapatilla con la mano, pero no podía recordar que se había puesto la chancleta. Intentó correr hacia otro lado buscando salida. Sombra a su lado, perseguido, descalzo, junto a la pradera. Le contó una historia para dormir si sueñas y le afecto. Duerme y se despierta, trasnocha no madrugas. Su cansancio comenzó a golpear repentinamente el sueño con el miedo. Camino de polvo donde flotaban nubes él una vez conoció lo peor. Las rocas de aire habían muchas, aunque, sobre su cabeza, algunos recuerdos evidentes memorizo que había caminos con estelas por recordar. y se puso los mismos zapatos sobre los demás pies de los recuerdos que le quedaban.

Sus miedos, tan grandes se tiñeron de color morado. Bebió, su brebaje, casi había llegado a casa una rana. Esa era la causa más temida de que se cruzara el bosque. Podía atacarle que no había llegado a propósito, pereza le dio, repentinamente se había encontrado a Sancho el dijo que había cruzado el bosque después del apocalipsis, pero eso que dijo iba a suceder. La primera vez que aquel hombre, cruce de la rama de olivo, con su brebaje, embotellado todavía con sus gotas de elixir. Recoja al amanecer los brotes de flores verdes y marchitas que producen jabón ridículo como antiguamente en aquellos bloques, ahora agotados.

Dirigiéndose a casa hacia la caminata, mirando su brebaje y elixir una tortuga. Traviesa podía retrasar a su viaje qué encaminó lo cual había empezado, tarde sí quisiera salir antes, dando un esfuerzo sobre natural, y abrumador en compasión hasta que descanse el silencio se calle y a silencio se le encuentre el ruido. Oscuridad de luz al momento los ojos que parecían mirar a asustado de los miedos de su conciencia y que también se acuerda de que, en su mano derecha tenía una chancleta y en la otra un zapato. Ahora había recordado el momento y ahora se acuerda a que a vestido con los pies.

Al dar su mente más allá, pero sus recuerdos, borrosos por la niebla, le recubrió. Su mente se sentó para pensar que hace con eso, pero no repentinamente por un sin más de un buen sueño. Y es que, todo lo soñó su sueño, nunca paso el durmió a la luna de la botella llena.

Día de Verano


Día de verano. Miró a su alrededor. Vio el paisaje que le rodeaba y sintió alegria. Feliz estaba hoy y eso era lo más importante. La primera vez que estuvo en el jardín, los rastros del conejo habían dejado huellas y pelos habría pensado que aquello era un lugar mágico. Y eso había ocurrido hacía ayer. Se cayó quién había podido ver por ahí. La vecina que vino a su barrio en patinete lugar fue que habían sido parados. Nadie podía dejar un hueco como ese tan grande en ese lugar. La que le había venido en primavera es que había pasado la noche de ayer las palos y había llegado el lugar. Lo sacó, porque el padre de su prima, que se lanzó desde la copa del árbol, seguía en su casa.

Se acercó y vio a su hija que lo llamaba con esmero. Le había dicho que fuera a casa en el mismo asno que tenía el vecino y no lo había hecho. Pero no había ido. El vecino fue que se iba con la vecina justo en el momento que iba a llegar y se fue. La vecina no pensaba haber llegado en burro. ¿Ella podía haber vendido la casa de Manolo como si nada sin que nadie lo supiera? Su madre pedía una parte con la mano, pero no podía pensar que se había perdido la suegra. Intentó mirar hacia otro lado buscando consuelo. Miró a su derecha, izquierda, detrás, junto a la basura. Le contesto una rana para esperar si caía y le cayó. Cayó y se espachurró, pero no entero. Su jefa comenzó a golpear más el burro con el látigo. Trazas de polvo mágico flotaban en él cada vez que lo miraba. Las casa de él habían caído, aunque, sobre su casa, algunos malandriles evidentes pensaban que había derrumbado con martillos por aburrimiento. Ayer se pensó los mismos casos sobre los demás participantes de los premios que le otorgaron.

Sus padres, tan contentos se fueron de el morado. Pensó, su prima, antes había ratas a mansalva una vez. Esa era la clave más clave de que se clavara el cable. Podía pensar que no había pensado a pensamientos, antes le gustaba, ahora se había cansado a pesar el patio que había detrás el pensaba después del tendero, pero esperaba que se iba a ir. La primera vez que aquel llegó, antes de la segunda de antes, tercera su vez, antes todavía con sus amigos de infancia. Antes al llevar los abrigos de pieles verdes y fucsias que llevan jabón ridículo como era en aquellos tiempo, ahora no.

Ahora a dormir hacia la cama, antes su almohada y peluche una rana. Nunca podía imaginar a su rana qué pensara lo que había pensado, él sí quería salir ya, dando un golpe sobre él, y ella en sofá hasta que terminará el verano se terminó y a él se le nubló el cabezón. Hora de irse al sobre los pájaros que parecían conejos a distancia de los hombres de su edad y que también se pensaban de que, en su mano derecha había una zebra y en la izquierda un mono. Nunca había esperado el tren y ahora se esperaba a propósito a esperar con los pies.

Esperaba dar su premio más sincero, pero sus deseos, pasaron por la picadora, le perdieron. Su padre se fue para ver que hacía con él, pero no volvió por nada sin él de un buen gato. Y es eso, él lo sabía su perro, nunca esperaba el peor a la espera de la bañera llena.

31 de Octubre

Noche de difuntos. Miró a su alrededor. Vio el fantasma que le atormentaba y sintió escalofríos. James estaba tranquilo y eso era lo más extraño. La última vez que estuvo en el pueblo, los rastros del espectro habían dejado desdicha y nadie habría imaginado que aquello era un lugar maldito. Y eso había ocurrido hacía años. Se preguntaba quién había podido pasar por allí. La imagen que vino a su cabeza en primer lugar fue que habían sido demonios. Quién podía dejar un rastro como ese tan desolador en ese condado. La que le había venido en sueños es que había pasado la peor de todas las animas y había maldecido el lugar. Lo creía, porque el padre de su amigo, que se suicidó desde la torre del cementerio, seguía en su pensamiento.

Se apresuró y vio a su amigo que lo saludó con pena. Le había pedido que fueran a rezar en el mismo lugar que encontraron el cuerpo y no lo había hecho. Pero no había tiempo. El problema fue que se encontraron con la presencia justo en el momento que iba a hacerlo y se paralizó. La presencia no quería haber muerto en Halloween. ¿No podía haber muerto la noche de difuntos como si nada sin que nada lo atormentara? Su hijo pedía una explicación con la mirada, pero no podía asimilar que se había quitado la vida. Intentó mirar hacia otro lugar buscando respuestas. James a su lado, rezaba, lloraba, junto a la tumba. Le pedía una señal para saber si escuchaba y le oía. Esperaba y se preguntaba, pero no respondía. Su amigo comenzó a golpear furioso el suelo con el puño. Nubes de polvo gris flotaban hacia él cada vez más lo rodeaban. Las nubes de polvo habían desaparecido, aunque, sobre su rostro, algunos signos evidentes contaban que había contactado con él por segundos. Quizás se intercambiaron los mismos pensamientos sobre los demás o de los sentimientos que le preocupaban.

Sus ojos, tan rotos se tiñeron de color morado. Hoy, su amigo, lo había ayudado a vivir una despedida. Esa era la manera más cercana de que se pudo el despedir. Podía pensar que no había llegado a tiempo, pero le reconfortó, quizás se había resignado a revivir el sufrimiento que había sentido el día después del suicidio, pero entendió que ahora iba a descansar. La última vez que aquel fantasma, paseó de la mano de James, fue su adiós, aunque todavía con sus lágrimas de despedida. Volvieron al pueblo los ríos de aguas verdes y fragancias que cual jabón perfumaban como antaño en aquellos lugares, ahora bendecidos.

Volvieron a casa hacia la tarde, para su amigo y James una eternidad. Ahora podía sentir a su alrededor qué todo lo sufrido había pasado, ahora sí podía salir tranquilo, dando un paso sobre seguro, y pensando en positivo hasta que quien el extrañaba se acercó y a James se le presentó el extraño. Venían de visita al pueblo los mismos que parecían interesarse a menudo de los bienes de su padre y que también se preocupaban de que, en su mano derecha hubiera una carta y en la izquierda un testamento. Quien había sido el afortunado y ahora se pondría a repartir a gastar con los demás.

Pensó dar su posesión más preciada, pero sus vecinos, temían por la decisión, le recordaban. Su padre se sacrificó para tener que vivir con pobreza, pero no murió por vivir sin gozar de un buen recuerdo. Y es ahora, cuando lo entendía su hijo, nunca encontró el sentido a la felicidad de la vida llena.



A continuación os dejamos la historia del Equipo:

Consejo de madre

Era
de día. Miró a su alrededor. Vio el espacio que le rodeaba y sintió extrañeza. Todo estaba ordenado y eso era lo más extraño. La última vez que estuvo en el monumento, los rastros del carnaval habían dejado huella y nadie habría imaginado que aquello era un lugar sagrado. Y eso había ocurrido hacía horas. Se preguntó quién había podido pasar por allí. La idea que vino a su mente en segundo lugar fue que habían sido ladrones. Nada podía dejar un lugar como ese tan limpio en ese tiempo. La que le había venido en principio es que había pasado la madre de todas las tormentas y había barrido el lugar. Lo descartó, porque el tejado de su casa, que se veía desde la puerta del monumento, seguía en su sitio.

Se giró y vio a su madre que lo miraba con desaprobación. Le había dicho que fuera a casa en el mismo momento que terminara el carnaval y no lo había hecho. Pero no había podido. El problema fue que se chocó con la pared justo en el momento que iba a volver y se desmayó. La pared no debería haber estado en medio. ¿Quién podía haber movido la pared de sitio como si nada sin que nadie lo notara? Su madre pedía una explicación con la mirada, pero no podía decirle que se había movido la pared. Intentó mirar hacia otro lado buscando inspiración. Vio a su amigo, tirado, inconsciente, junto a la pared. Le dio una patada para ver si despertaba y le ayudaba. Gruño y se removió, pero no despertó. Su madre comenzó a golpear rítmicamente el suelo con el pie. Nubecillas de polvo mágico flotaban sobre él cada vez que lo hacía. Las vasijas de elixir habían desaparecido, aunque, sobre su camisa, algunos manchurrones evidentes delataban que había corrido con alegría por doquier. También se veían los mismos manchurrones sobre los demás cuerpos de los inconscientes que le rodeaban.

Sus orejas, tan puntiagudas se llenaron de rubor morado. Ahora, su madre, también había empezado a enarcar una ceja. Esa era la señal más inequívoca de que se avecinaba el desastre. Podía decirle que no había vuelto a casa, como le dijo, porque se había quedado a limpiar el desastre que había asolado el monumento después del carnaval, pero sabía que no iba a colar. La última vez que aquel guerrero, teniente de la legión de espadachines, limpió su habitación, jugaba todavía con sus soldaditos de juguete. Sonrió al recordar los batallones de orcos verdes y ranas que lanzaban jabón ridículo como veneno en aquellos tiempos, ahora remotos.

Volvió a mirar hacia la puerta, hacia su casa, y tomó una decisión. No podía explicarle a su madre qué era lo que había ocurrido, peropodía salir corriendo, dando un salto sobre ella, y refugiarse en casa hasta que todo el mundo se despertara y a ella se le pasara el enfado. Acabó de decidirse al ver los rayos que parecían empezar a salir de los ojos de su madre y que también se percató de que, en su mano derecha había una escoba y en la izquierda un recogedor. Ella había limpiado el desastre y ahora se disponía a liarse a escobazos con los presentes.

Intentó dar su salto más espectacular, pero sus músculos, embotados por la resaca, le fallaron. Su madre se agachó para evitar que tropezara con ella, pero no pasó por encima sin librarse de un buen escobazo. Y es que, ya lo decía su madre, nunca bebas el elixir a la luz de la luna llena.

Atentamente,
el Equipo de Elvenar
 
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